Aunque no suelo utilizarlos al escribir, ni tampoco comentar mucho sobre ellos, los sueños están siempre muy presentes  para mí también durante la vigilia. Muchos se olvidan. Algunos se olvidan, pero luego al cabo del tiempo retornan, a veces tal cual fueron soñados, otras mezclados con otros.

Este que comparto aquí llega desde los primeros años de la infancia. Creo que podría indicar el mes y el año. Pero no importa demasiado. Lo traigo porque ha servido como material para la escritura del primer capítulo de «Territorio Pop-Pins».

El sueño:

Estoy explorando la entrada a un garaje que hay en mi calle. En la fachada, a un lado de la puerta, una señal de «Alta tensión. Peligro de muerte», con una calavera y huesos cruzados. Llega corriendo un enorme conejo amarillo amenazante. Echo a correr. Corro. Por pasillos y túneles, hasta que aparezco al otro lado del garaje, en la casa de la bruja de la calle de atrás, que de pronto se convierte en una estación de metro, que es el patio de entrada a mi colegio.

 

(La casa de la bruja era una antigua construcción a medio derruir que existía casi al final de la calle Felip II, cerca ya de la plaza Virrei Amat, en Barcelona, donde íbamos a jugar. La introducción del colegio no creo que tenga una interpretación negativa. Por aquella época acaba de empezar la escolarización y me gustaba mucho ir al colegio)

 

 

Calle Felip II en los años 60