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Making-On

Making on: ya me gustaría a mí hablar de sexo en Internet

Si no fuera porque es lo que hace la mitad de la humanidad, me quejaría hoy, esta noche, de estar tan cansada -hoy y casi siempre-, de que este cansancio no me deja escribir lo que debería. Si no fuera porque la otra mitad de la humanidad se queja de estar sobrepasada por sus actividades y responsabilidades,  lo haría yo también ahora y aquí.

El próximo capítulo de Pop-pins está a medias. Tendrá que ser ya para dentro de unos días. Aunque no dejo de pensar en cómo proseguirlo. Lo que está escrito iba a ser el comienzo, pero ya no. He bocetado un par de párrafos para ponerlos por delante. Y luego, ya no sé. El título es un poco largo: Ya me gustaría a mi hablar de sexo en Internet.

Mientras consigo el tiempo suficiente y la disposición adecuada para concluirlo, haré tareas más mecánicas, como maquetar la Revista Imán (para la que estoy escribiendo un artículo sobre nuevos soportes y nuevas formas de lectura), intentar colgar libros de Literatúrame! en Amazon y maquetar una portada de un libro para Sabara.

Lo mejor de hoy: que me lo he pasado muy bien escribiendo un comentario sobre mi experiencia de lectura de El niño que robó el caballo de Atila, y sobre todo el rostro iluminado de Daniel, mientras escuchábamos-veíamos parte de Las bodas de Fígaro, de Mozart; luego hemos bailado Danubio Azul, que siempre le ha gustado mucho.

in memoriam

 

a sido imposible reservar un mínimo rato por la mañana para subir esta nota en el making-on de Pop-pins.

Quería contar que la semana pasada he estado bastantes horas en el hospital. Estuve acompañando a una persona mayor de mi familia. Es algo a lo que estoy absolutamente acostumbrada. He pasado horas y horas dentro del hospital con diferentes personas mayores de mi familia. Sobre todo con mi padre.  Con él fueron muchísimas a lo largo de mucho años. He vivido y vivo con mis mayores constantemente a su lado el regreso a la fragilidad, a la indefensión. Y me empeño, creo, en cierta forma, en defenderles.

También he dedicado bastantes horas a comprender el desarrollo de las vidas de estas personas, tan cercanas y tan desconocidas. No ha sido habitual comunicar mucho entre la gente de la generación de mis padres. Han narrado algunas pequeñas historias. Pero  he percibido siempre una tenaz resistencia a hilar unas cosas con otras, a contar en profundidad. En todos los mayores he visto asomar la incomodidad ante ciertas preguntas. También el dolor.  Han tenido vidas muy difíciles. Pienso que sienten bastante dolor, a veces también vergüenza. Igualmente he creído oler el rencor o al menos el resquemor amordazado.

Pop-pins viene en su remoto origen de la mano de todas estas sensaciones. También de la dedicación a la que me he visto obligada para  intentar desentrañar situaciones, razones, causas, consecuencias. Su silencio ha sido determinante en nuestras vidas, que vienen tras las suyas.

Durante el lento proceso de Pop-pins se han ido dos de “mis yayos” (así son conocidos en mi entorno). Se fue Consuelo, la madre de mi compañero y medio-madre mía, y se ha ido mi padre. Pop-pins está dedicada a su memoria y a mi sin-memoria, esa que ellos no quisieron o no pudieron convertir en memoria, por la que sigo preguntándome un montón de cosas. Supongo que continuaré.

Punto de fuga

Este será el título del próximo capítulo a escribir en Pop-pins. No el que subirá a la web. El que voy a escribir.

Un punto de fuga, en un sistema de proyección cónica, es el lugar geométrico en el cual las proyecciones de las rectas paralelas a una dirección dada en el espacio, no paralelas al plano de proyección, convergen. Es un punto impropio, situado en el infinito. Existen tantos puntos de fuga como direcciones en el espacio

He ido pensando, desde esta definición wikipediana, en el error tan tremendo de la cultura occidental de los últimos siglos, haciendo pasar por única verdad lo que sólo ha sido una magnífica edición de la apariencia

Punto de fuga, capítulo, viene a ocupar su lugar en Pop-pins, no se crea otra cosa, por la urgencia que marca la actualidad. Porque la narración de Pop-pins no tiene necesariamente una línea final. Es una novela abierta, muy permeable. Y digo esto, porque tengo ya todos los esquemas y documentación necesaria para abordar otro capítulo, que se llamará muy seguramente «París, España». Pero ahora Punto de fuga, que será en la novela un capítulo que ocurre en un futuro. En Punto de fuga se habla de ahora. Y los que hayáis leído algunos de los capítulos ya colgados ya sabéis que Pop-pins se está escribiendo exactamente el 22 de julio de 2012.

Punto de fuga.

No espectacular

Mientras voy corrigiendo el próximo capítulo a incorporar y voy haciendo otras cosas, como preparar guiones para Electroletras, voy pensando en este Proyecto Po-pins, que sé que decepcionará al público que sólo busque espectáculo. Adolezco de conocimientos computacionales suficientes como para dar lugar a un producto high tech. Tampoco para Pop-pins me interesa una superproducción. Me quedo con algo así, en plan almodoraviano de primera época. Cuatro trastos y a rodar. Me interesa ver cómo puede comportarse el lenguaje puramente escrito-literario sometido a las nuevas coordenadas del polimorfismo, los sistemas abiertos, la lectura que ya no es lectura strictu sensu…

Y vale hoy. Me duele la cabeza.

Preparando capítulos para la próxima entrega

Esta tarde he corregido un poco uno de los dos capítulos que subiré el próximo domingo (o si no me da tiempo, que espero que sí, el lunes). Se llama La Barraca. Un título que puede evocar múltiples eventos. He buscado elementos para que funcionen como llaves de lecturas. La Barraca hace referencia a unos años dolorosos, pero esperanzados. Los años 80 del siglo pasado. Al principio. Plena Transición española, y olé.

 

No como estos de ahora. Enormemente dolorosos, y con casi ninguna esperanza evidente. Hay que reinventarlo casi todo. Como tardemos mucho en hacerlo, quizás no dé tiempo. No es alarmismo. Es percepción de algunos síntomas.

Como siempre la ciencia ficción podría resultar clarividente. Acabará resultando inevitable la mezcla de tecnología y estructuras medievales que muestran muchas obras referidas al futurible de la humanidad.

Volviendo. La Barraca es uno de los próximos capítulos. La confabulación de los Rover, el otro. Orden alfabético para los capítulos ya escritos.

Voy corrigiéndolos. Lo cual no quiere decir que no vayan a seguir siendo corregidos.

Necesito correctora

La siguiente acción absolutamente necesaria para el Proyecto Pop-pins, sobre todo para la novela Pop-pins, es que llame a Marisa Lamarca para que vigile muy de cerca la ortografía y la gramática. Porque de vez en cuando se cuelan monstruos tontos que pueden arruinarte un trabajo.

Menos mal que hay amigos atentos, que con extremada delicadeza te dicen, eh… que has puesto, y a lo mejor…. Yo lo agradezco, de verdad, porque tengo un poco de dislexia semántica… Gracias, Sergio. Borao.

Me gusta la gente «colaborativa».

Lo digo absolutamente, en serio. Porque sé que habrá quien dirá: ironiza, la mentecata. Pues no.

Reclutada quedará Marisa en breve, ya. Con ella vigilando las letras dormiré mucho más tranquila.

TheatreLand Proust, primer capítulo de Poppins

He subido el capítulo inicial: TheatreLand Proust.
Explico en la Introducción de Proyecto Pop-pins que este es el único que debería tener una ubicación fija: su condición de capítulo inicial viene determinada por la necesidad de ofrecer algunas coordenadas (poco coordinadas) a las lecturas subsiguientes. En unos días confío en subir un puñado de capítulos, con sus llaves, su banda sonora, etc. Para iniciar el juego. Luego, iremos capitulo a capítulo, por entregas, como todo en la vida, como toda la vida.

Hay muchas formas de vivir, hay muchas formas de publicar, de editar, de leer, de escuchar. Casi todas valen.

introducción

Pop-pins siempre tuvo voluntad de mutar y de interconectarse. Empezamos siendo simplemente una novela en marcha, es verdad, con un prefacio transmedia en formato radioteatro. Algunas piezas de la novela han ido apareciendo aquí y allá en el blog que sirve como making-on. Pero los personajes, la historia y yo misma no nos sentimos del todo bien en este planteamiento. Necesitamos algo un poco más arcilloso, más moldeable, siguiendo la profética tradición rayuelística, de tan fértil antelación. Queremos algo más que una narración plana en dos dimensiones. Queremos todas las dimensiones que las posibles lecturas vayan constituyendo, porque si la realidad viene definida por el sujeto que adquiere y elabora su conocimiento, más aún la ficción, que no es sino una vertiente más de la llamada realidad. «Nuestra interacción con el mundo es fundamental para que surja el propio mundo, y no se puede hablar de él independientemente de eso» (Vlatko Vedral, por ejemplo en esta página: http://www.tendencias21.net/Nuestro-universo-es-solo-informacion-cuantica-segun-Vlatko-Vedral_a11593.html; palabra de informador cuántico, que ya anticiparon en illisimo tempore los poetas, y les llamaban alucinados y culosdemalasiento, oigan, como poco). Bien. Sigamos.

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Volvemos sobre ¿Qué es Pop-pins?

Al principio de lío Pop-pins, yo contaba cosas como estas – acerca de lo que podíamos pensar y explicar sobre este nombre Pop-pins, así. Es una página del making-on que enlazo: http://pop-pins.es/about/ (about, o sea ¿qué es Pop-pins? – bueno quizás ya no es todo lo que ahí se dice, pero no importa, forma parte de)

Luego, he ido diciendo algunas cosas más humanas. En la tele:

http://pop-pins.es/pop-pins-en-aragon-tv/

En la radio:

http://pop-pins.es/pop-pins-en-aragon-radio/

En el I Congreso Internacional de Radioteatro, organizado por TEA FM:

http://www.ivoox.com/podcast-i-congreso-internacional-radioteatro-zaragoza_sq_f136687_1.html

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Y ahora, debido a esta necesidad de modelaje y de encarnación, vamos a intentar convertir Pop-pins en una novela en marcha, con su making-on, y al mismo tiempo en una novela metamórfica y a la vista.

En marcha > todo cambia

Escribo relativamente poco.

Escribo muchas cosas. Debería posiblemente concentrarme más. Pero es difícil.

Digamos que todo cuanto llevo entre manos, el proyecto tronco es Pop-pins. Desde aquí afloran otras cosas, que van encontrando su espacio. Escribo con lentitud un par de poemarios. Y escribo en Un blog para Daniel, que para mí es importante y hoy por hoy me parece que sigue siendo necesario y conveniente.

Y ahora voy co-componiendo guiones para Electroletras.

Al final, entre tantas cosas, quizás no sé.

Desde luego Pop-pins se resiente. Básicamente se va quedando atrás.

Pero creo que no es únicamente por falta de tiempo o dedicación. Es además por una cierta inadecuación de objetivos y medios (terminología repollo del management)

Creo que en Pop-pins vamos a dar un auto-golpe de rumbo. Pero lo estoy pensando. Santo Cortázar, no me abandones…

Ahora juego un poco con lo que hay. Desvelo frases del texto en Twitter. Desvelar (descubrir, no dormir), debelar (derrotar)

Poca cosa. Escribo poco.

El silencio de Pop-pins

Durante estos dos últimos meses al silencio de Pop-pins lo han alimentado la enfermedad y la muerte. Porque este tiempo ha estado dedicado a acompañar a mi padre hasta la frontera, justo hasta la frontera. Justo hasta la frontera. Y regresar.

No se sale indemne. Como de casi nada. Tampoco exageraré.

Durante estos dos últimos meses Pop-pins ha crecido en el silencio en el que necesariamente hay que quedarse un tiempo cuando se percibe la muerte a tu lado.

En consecuencia, también cierto autocanibalismo se ha producido. Es verdad. Si Autocanibalismo es vivir. Sí.

Hay obviedades como esta. Obviedades como la muerte que re-sitúan. Lo centros están sometidos a desplazamientos de onda constantemente; también a alteraciones bipolares y de inversión magnética. Los centros se diluyen en la longitud del tiempo y se deforman. Los sentidos están siempre hacia afuera y los centros desparecen. Hasta que llega la muerte. Hasta que antes de la muerte llega saber que la muerte va a llegar. Da igual en qué momento de la historia llegue. En qué época de la historia llegue.

Sin embargo, Pop-pins realmente es una auténtica rebelión contra todo eso.

Para ello, Pop-pins se alimenta tanto de la vida como de la literatura, a partes iguales. Y por ello Pop-pins calla tanto como habla.

Aunque para hablar, mejor literatura.  No centros.

He tardado este tiempo en volver a hablar. Y no lo he hecho empezando por aquí. Sino con un texto en clave poética. Que no está aquí.

 

 

 

 

 

 

 

Otra esquina

 

Chaflán entre Felip II y Costa i Cuxar, Barna

 

Esta esquina – Felip II- (por seguir recuperando escenarios y tramoyas de Pop-pins) es otra de los lugares importantes en la historia que se cuenta. Detrás de la ventana que se observa en esta captura de imagen desde Google Street se encuentra el escenario de uno de los capítulos de Pop-pins. Es un escenario real, y el episodio que se narra en el capítulo El sonido de la carcoma es de los pocos que en Pop-pins responden igualmente a un hecho acaecido como experiencia percibida por mi misma dentro de lo que entendemos como realidad (y eso que Pop-pins cada vez tiene que ver más con alguien que siempre he autoreconocido). Un pedazo de El sonido de la carcoma:

 

 

Aquella noche la recuerdo muy bien. Una de las que mejor recuerdo de entre todas las que tengo vivamente presentes de mi vida. Dormías como una muerta en la cama de al lado y me costó mucho empeño despertarte con mis gritos y sollozos. El sonido de la carcoma instalada en la cómoda de mi habitación me había arrancado de mi frágil sueño y me tenía paralizada entre el miedo y la angustia; sólo podía llorar y gritar. No tenía ni idea de lo que era aquel ruido atroz, incansable, inmenso en la noche. Junto a la ventana de mi habitación infantil, en la fachada del edificio, colgaba una farola, que alumbraba siempre el interior del cuarto. Eso no me tranquilizaba. Todo lo contrario. Mi imaginación ha sido siempre altamente irracional. Y la carcoma invisible parecía acelerarse y amplificarse a la vez que mis propios latidos. Mi aullido infantil llamándote, -llamando a una desconocida, al fin y al cabo- apenas consiguió de ti una respuesta adormilada, que aún me acongojó más. ¿Qué es eso que se oye?, grité ahogada por la histeria. No oigo nada, me dijiste. ¡Eso, cra, cra, cra…!, insistí. ¡Ah!, será el escarabajo del reloj de la muerte, bostezaste, y te diste la vuelta y desapareciste. Deberías cuidarme algo mejor, Albertina. I want to hold your hand, sollozé. Los hipnopómpicos somos capaces de expresarnos en casi cualquier idioma en un momento dado, aunque no poseamos conocimientos conscientes de tales idiomas. Pero ya no me oías. The beatle death clock, me repetí entonces. De los otros Beatles  nadie hablaba en mi país en 1964, aunque estuvieran a punto de ser los seres más conocidos del planeta. En España sólo se barruntaba a todas horas la carcoma. La que infectaba los estupendos muebles nuevos sesenteros de mi habitación con sus viejas larvas eternamente raquíticas, mediocres y siempre resurrectas, vorazmente castradoras. Hoy es veinticinco de julio de 2010 y estoy a kilómetros de distancia de donde querría estar. Aunque es aquí donde debo estar. Cosas de la hipnopompia. Me empeño en estar bien: Sargent Pepper¨s a través de los auriculares del ordenador me asegura, mientras escribo, una buena dosis de felicidad flotando sobre el interminable ruido de las calles de Londres, sobre los laberínticos túneles subterráneos atestados de extraños escarabajos velocísimos, que nunca cesa. Albertina, deja ya de mirarme (tono de súplica)

 

La prisionera

He terminado de releer y repasar los capítulos que llevo escritos de Pop-pins.  También he ido haciendo algunas correcciones sobre ellos. No muchas, la verdad. No sé si es que me han salido muy bien o que yo realmente me estoy volviendo muy tonta (decía antes en territorio Facebook que no podía ser que yo fuera tan tonta como me siento cuando leo, oigo y veo todo lo que veo, oigo y leo en los medios de comunicación- pero a lo mejor como me contestaba una querida y sabia amiga al final consiguen volvernos tontos realmente, y esa es la táctica, la estrategia…, no sé, ya digo…)

Bueno, Pop-pins. Hoy quería haber comenzado el siguiente capítulo que me tocaba. Se titula «Saldo migratorio». Pero se va a quedar de momento hoy en el título. Debajo del mismo no hay nada. Saldo=0. Otra vez «corridas» médicas. En Aragón le decimos corridas a cuando una tiene que darse mucha prisa para algo; por ejemplo: ves en una corrida a comprar pan; o, tanto «alparcear» y luego corridas para todo (o sea, tanto hablar cotilleando y luego a toda prisa para llegar a todo); o, como mi caso, hoy: ¿qué tal tus padres?, (me dicen, por ejemplo y yo contesto, por ejemplo:) pues todo el día con corridas en los médicos….

Total, que estoy cansada y hace calor otra vez. Y ha habido unas palabras por ahí sobre la discapacidad que me han dado aún más calor y un terrible cansancio de todo. Y entonces, abro la carpeta de Pop-pins y… el último capítulo que corregí ayer se llama La prisionera (qué cursi, Luisa, diréis…). Pues no creo. Os pongo un parrafillo de ese capítulo, cuyo título si os parece cursi, vais y se lo decís  a Proust, monsieur Marcel.

Otro día os cuento algo sobre el índice (de Pop-pins).

Bueno, el parrafillo:

Empieza La Prisionera:

 

Somos prisioneros de la gravedad. De la gravedad de la Tierra y de la gravedad de los hechos que nos ocurren. Del peso de la vida. Y esa prisión es como una curva interminable que oculta el horizonte. Somos prisioneros porque no flotamos. Si pudiéramos flotar, podríamos escapar siempre que quisiéramos. Flotar, quedar suspendidos. La gran paradoja y desgracia de nuestra naturaleza es que sólo nos liberamos realmente de nosotros mismos flotando. Yo de niña quería ser astronauta, ¿te acuerdas, Albertina? Pero la ingravidez desgasta los huesos. Te acabas volviendo plegable, no libre; así que ser astronauta no sirve tampoco. Necesitamos urgentemente hacer habitable alguna dimensión donde todos podamos flotar, queridas Albertina y Rose Mary Taylor, que estáis en el techo de Saint James Tavern, sobre mi cabeza, tomando el té. Se os ve bien. Buen aspecto. En cambio yo estoy tan cansada.

(Piripintado para mí ahora el final… Me vuelvo a ver el partido de baloncesto de la NBAUSASPAIN)

En reflexión, 1

Con varios amigos en estas últimas semanas he mantenido diferentes y similares conversaciones acerca de la brevedad y la inmediatez.  Quiero decir en el hecho de escribir. Bueno a la hora de escribir, digamos, una obra, quiero decir.empo Realizar un trabajo unitario y cerrado durante y en un tiempo determinado.

Todos somos conocedores y conscientes de que los ritmos de consumo se han acortado exponencialmente (me refiero a consumir como sinónimo de gastar, de utilizar desgastando, alterando la función de lo que se consume hasta el punto de convertirlo en un deshecho, estén agotadas o no sus posibilidades). Los ritmo y tiempos de consumo  se han acortado – y se han hecho mucho más superficiales, en consecuencia-   impelidos por la voracidad del mercado, es cierto. Pero la voracidad del mercado está alimentada tanto por su propia hambre avariciosa, como por la ingente producción de información y la facilidad y rapidez con la que la misma se encarna en un formato (cualquiera que sea), se difunde, se digiere, se solapa de hito informativo en hito informativo, se deshecha.

De ambos factores el que más me interesa es el segundo. Porque es el que atañe directamente a las transformaciones que está sufriendo nuestra comprensión del hecho informativo, creativo (crear al fin y al cabo en los humanos es igual a re-in-formar a través de los instrumentos personales).

 Respecto a la apariencia literaria de la información, o sea, respecto a la creación literaria, a la literatura comprometida con la investigación del lenguaje y sus estructuras de comunicación, la tecnología de la información está cambiando muy profundamente cualquier fenómeno que le incumba. No solo lo referente a la distribución, eso es evidente. También en todo lo que atañe a los modos de producción, incluyendo las costumbres y usos personales del propio escritor. Y no solo por lo que le puede aportar la disponibilidad de información, la facilidad de difusión, etc. Si no, lo más importante: por el cambio de sentido que se está produciendo en la actuación creativa misma.

Entre otros, estos cambios de sentido atañen al sentido del tiempo dedicado a una «obra». Incluso al sentido de esa «obra» como tal. La fragmentariedad (que no fragmentación), la inmediatez, la obsolescencia vertiginosa, la simultaneidad de ideas, éticas, costumbres, incluso tiempos histórico-geográficos -disimiles entre sí y coetáneos y coexistentes en nuestra red neuronal- producen todo eso. Ya se ha dicho en muchas partes.

No importa demasiado (en términos creativos) si un libro se transmite sobre soporte papel o se lee en un e-reader o en la pantalla de una tableta o lo que sea. Lo que importa, sobre lo que debemos reflexionar y experimentar es sobre la propia fórmula del libro como unidad de creación literaria. Eso sí que afecta y afectará al proceso de invención, apropiación, comunicación. Como ya afectó en su día cuando todo ello debió adaptarse al libro precisamente.

Y solo redundo en esta reflexión (que considero ya bastante habitual entre los inquietos) a propósito del camino Pop-pins. Quizás a Pop-pins no le convenga el libro. Quizás al menos no le convenga solamente el libro. No primero el libro.

En reflexión.

1…

Bares

En este capítulo actual de Pop-pins, o sea sigo aún dentro de La ley del desierto, asoman unos cuantos bares históricos de Zaragoza.  Sucede que la vida estaba en los bares. En los bares estaba la política, la literatura, la Universidad, el amor, el desamor, el desamor, el desamor, la esperanza, la frustración. Amar y hablar: en los bares.

La ley del desierto pinta bares que existían en 1984.

O quizás confundo los tiempos. Da igual: generar y reubicar los tiempos y las cosas es propio de la literatura, que entiende bien que nada es como parece ni siquiera como pensamos.

Bares: La ideal / El Modo / Central / Bohemios / La pianola / El Olmo rosa / Niké / El viejo paraguas / Mikonos / La Mandrágora / Cutanda /

Cientos más

Hay que concretar para explicarse mejor. Eran los bares o el desierto. Y eso en plena Transición  parece algo bastante descorazonador.

….

Leer el pensamiento: una nueva técnica literaria-:)

Descifrada la actividad cerebral que podría permitir leer el pensamiento (La Vanguardia/Vida)

Este mapa cerebral me gusta mucho. Me gusta mucho que podamos tener un MAPA CEREBRAL. Me gustan los mapas. Hay una prueba neurológica (lo sé porque acompaño siempre a Daniel cuando se la hacen) que se llama CARTOGRAFÍA CEREBRAL. Es muy interesante.

Ahora que estoy escribiendo Pop-pins no me importaría que escucharan mi cerebro y directamente transcribieran el pensamiento: esto puede ser un nuevo paso en la asimilación de nuevas técnicas literarias definitivamente totalizadoras y vitales.  Helia me pregunta que cómo distinguirá el escuchador-transcriptor cuando pienso yo y cuando piensa ella en mi cerebro, ahora cuando escribo Pop-pins. Escribo Pop-pins, como todo el que escribe habitualmente supondrá, aun cuando no  esté concretamente escribiendo. Se escribe todo el día, en el pensamiento la actividad de escribir es continua. Hay muchas voces en la actividad de mi cerebro ahora. Creo que siempre hay muchas voces en cualquier cerebro: no somos uno. De hecho ya ven que Helia y yo conversamos todo el rato, que es como estar todo el tiempo dentro de Pop-pins.

¡Va a ser enorme lío!

Y escuchándome ahora, observo que la disposición textual de los diálogos en Pop-pins (como se verá y leerá cuando llegue el momento, que llegará, e igual llega fragmentariamente con antelación) tiene mucho que ver con esto de que todas las voces sean como simples y matizadas proposiciones de una autoconversación (no sólo en mi caso pop-piano/ en todos los casos). De hecho está claro que en el capítulo que escribo (La Prisionera) es lo que ocurre con las voces y sucesivas transformaciones de Helia, Albertina y Rose Mary Taylor: todas hablando, todas flotando bajo el techo de la Saint James Tavern de Londres, todas resonando dentro del gran globo cerebral Rover.

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