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Las Hipnopómpicas

Territorio Poppins

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Proyecto Pop-pins

El silencio de las mujeres en España

 

Esta imagen de dos mujeres – desconocidas, imagino para casi todo el mundo- me parece una buena introducción visual al capítulo «Las Prisioneras» (Territorio Pop-Pins, libro)

Ondas gravitacionales

 

El sonido de las ondas gravitacionales en el Universo nos viene bien para acercarnos al capítulo «Las Prisioneras», en el «Territorio Pop-Pins», porque este capítulo comienza asegurando «Somos prisioneros de la gravedad»

I made number one oneself an image of himself which he was trying to beat

 

Es un vídeo, pero importa el audio, la voz, lo que esta voz cuenta, y  a partir de aquí podemos encaminarnos al capítulo que lleva por título «Portmeirion», en Territorio Pop-Pins, libro.

Cartilla de racionamiento

 

Desde finales de la guerra civil española y hasta 1952 los ciudadanos de España mal vivieron y peor comieron en régimen de racionamiento. No todos. Junto al racionamiento creció el estraperlo. Esta imagen de una cartilla individual de cupones de racionamiento evoca el capítulo de Territorio Pop-Pins que se sitúa en este contexto.

Kennedy is dead

 

Esta portada del New York Times es una imagen adecuada para situar la época histórica a la que se refiere el capítulo «Digan lo que digan», que puede leerse en el libro «Territorio Pop-Pins»

Para El sonido de la carcoma

 

Leer capítulo

 

 

 

Tiempo de imprenta

Estamos en imprenta. Es como estar en capilla. Tiempo de espera. Tiempo de volver a la expectación, porque la impresión es una última transformación del texto, y desde el otro lado es difícil evitar un poco de ansiedad. La recepción de un texto en su forma de libro nada tiene que ver con  la mirada que atrapa el texto sobre el folio, o desde la pantalla. Ni siquiera se asemejan la mirada que recorre el texto dentro de la web y la que lo percibe en la pantalla en forma de pdf, que son galeradas. Ese pdf es ya un penúltimo estado de transformación, pero todavía es plano. Aunque ya vas percibiendo los pequeños cambios físicos hacia el objeto en  tres dimensiones y cómo esos cambios afectan a lo que había sido tu manera de aproximación al lenguaje, y también, a la inversa, a la forma en la que un texto y la historia que contiene se muestran. Llegar a la conformidad íntima  entre lo que fue al principio un danza surgiendo dentro de tu cabeza y su apariencia final de texto en libro no es un camino fácil de recorrer.   Pero estoy convencida de que lo hemos andando bien con Limbo Errante. Sí que lo creo. Tranquila, Luisa. Tiempo Pop-pins. Territorio y más.

Cuando menos lo esperas, salta la liebre

Confieso que no lo esperaba. Desaparecida la editorial Eclipsados, que había alentado desde un principio la realización de Proyecto Pop-pins y asumido por aquel entonces (hace ya tanto) la publicación final del texto en libro, creí que esta última fase editorial del proyecto ya no tendría efecto. Y fui subiendo textos y capítulos a la web, repensando últimamente todo el proceso un poco, parándome y parandolo para intentar reformular su cierre dentro del contexto y soporte web. Mientras  iba pensando en otras cosas y otros proyectos también, y, ciertamente había abandonado bastante las anotaciones del making-on de Proyecto Pop-pins.

Pero, la vida de da sorpresas, sorpresas te da la vida. Y cuando menos te lo esperas, salta la libre. Y.

Hace apenas tres o cuatro meses recibí un correo: que si estaba interesada en publicar el texto novelado de Proyecto Pop-pins. Una editorial nueva. Quedamos. Hablamos. Una editorial nueva, que, la verdad, me transmite una gran confianza, una enorme seriedad. Iniciamos un trabajo en el que no nos hemos saltado ni uno solo de los pasos precisos. Ahí estamos. Dios los cría y ellos se juntan, por el tiempo que sea al menos. Víctor tiene migrañas, como yo.  A Beatriz le gusta el teatro, como a mí, y le gusta  mucho el teatro de Lorca, como a mi, y  más El Público, de Lorca, como a mí. Beatriz y Víctor salen al ruedo editorial con cuatro novelas. Territorio Pop-pins, una de ellas. Limbo Errante es la editorial.  Casi no falta nada. Y entonces Proyecto Pop-pins tendrá todo su sentido. Y eso lo he sabido no hace mucho, hace unas semanas, cuando concluí el texto.

Para What is truth

 

Capítulo en el libro «Territorio Pop-Pins» (Limbo Errante)

 

 

 

Intervención radio-performativa sobre el texto

El miércoles por la tarde colaboré en un taller dentro del curso sobre radioteatro y ficción sonora que imparte Chusé Fernández Cotenax en el Centro de Tecnologías Avanzadas (INAEM) , aportando mi breve y primeriza experiencia (aunque intensa) con el radioteatro,  a partir de Proyecto Pop-pis.

Hicimos dos o tres cosas que me parecen interesantes.

Una, señalar y destacar la pronta y estrecha relación entre escritores y radio. Esta se produce desde la aparición de la radio, y lo hace además en formatos de vanguardia y muy experimentales. Destacamos en este sentido las creaciones de Bertold Bretch (Madre Coraje fue, antes que obra de teatro, una pieza para radio) y, sobre todo, los juegos tecnometafóricos de Ramón Gómez de la Serna, las Greguerías ondulada (http://bit.ly/1FxXjrv)

Otra cosa fue escuchar parcialmente un par de versiones en radioteatro (o radionovela, -los géneros literarios en radio tienden a converger precisamente en función de las condiciones del medio-) de sendas obras clásicas en la literatura (Crimen y Castigo, y Pedro Páramo), mientras leíamos los originales, para apreciar todo el trabajo de conversión a un guión apto para ser representando por medio de  voces y sonidos.

La tercera cosa que quería señalar fue especialmente emocionante para mí. Propuse adaptar un texto de los que integran (de momento) Proyecto Pop-pins. Uno de los más cortos: 2 de julio de 1970. La pieza tiene ingredientes narrativos bastante  emotivos, una localización histórica muy concreta con elementos descriptivos potentes, -creo-, y un cierto juego de planos temporales. Todo ello me hacía pensar que era un texto muy predispuesto para el ejercicio. No pudimos leer todas las  que escribieron las personas participantes en el curso, pero  las tres que dio tiempo a exponer fueron suficientes para ver en vivo y en directo cómo puede mutar un texto, cómo puede adoptar no sólo una distinta naturaleza en cuanto a formato (en función del canal y el soporte, y de las herramientas con que trabajemos), sino también cómo esas herramientas inducen la generación de fórmulas diferentes en el discurso narrativo-dramático según sea la instrumentación que se haga de ellas. Parecen cuestiones muy básicas. Pero no debe perderse de vista que las mutaciones venían derivadas de un cambio de medio, de entorno, de condiciones.

En este texto, Helia Álvarez recuerda y narra una experiencia muy dura, sucedida cuando era una niña, durante una concentración multitudinaria con motivo de una visita (real) de Franco a la ciudad de Zaragoza, y lo hace en un  discurso de tono y estructura eminentemente mentales, interiorizados. Para no condicionar drásticamente el trabajo, les dije que podrían prescindir de dos cuestiones: del carácter hipnopómpico de Helia en la novela y del estado de muerte de Albertina.

Ninguna de las tres versiones que dio tiempo a poner en común se parecían.

Una, proponía arrancar a partir de  todos los elementos sonoros del ambiente exterior en diferentes planos, para pasar a continuación, en un fuerte contraste, al aislamiento de un monólogo interior, en el que los dos personajes eran realmente desdoblamiento de la voz de Helia.

La segunda, era más cinematográfica y narrativa. Iba a contando paso a paso los acontecimientos. Externalizaba el tono mental, lo objetivaba en una lógica discursiva: las dos mujeres toman un tranvía, llegan al destino, recorren un trecho, y llegadas al punto espacial clave de los acontecimientos, se produce un reforzamiento climático con música o un efecto impactante, que desencadena el suceso central de la historia; entonces el entorno se desvanece.

La tercera, utilizaba un elemento externo como resorte psicológico y mental que lleva a Helia a recordar: ella está atareada en la cocina de su casa y escucha un reportaje histórico. Suena el teléfono y es Albertina. Hablan. De repente, en el reportaje aparece aquella visita de Franco. Helia se derrumba y cuando vuelve en sí, le va contando a Albertina lo que nunca había contado a nadie.

Si tenéis curiosidad en el texto del que parten todas estas intervenciones metamorfoseadoras, está en este enlace. Ya no es tampoco exactamente el texto actual sobre el que trabajo; he corregido algunas cosas, pero básicamente es el que es: http://proyectopoppins.es/2012/07/22/2-de-julio-de-1970

Sentí una gran satisfacción.  Podríamos haber hecho mucho más, con una cierta mayor pericia por mi parte a la hora de hacer propuestas de trabajo. Seguro. Pero personalmente sentí la alegría de ver en vivo y en directo como un texto propio era asumido por otros, era diseccionado, troceado y reconstruido. Se había multiplicado. Siento agradecimiento por ello, lo digo totalmente en serio.

Chuse dijo que quizás el radioteatro 3.0 podría ser algo así, no tanto un serial diacrónico, sino la mutación en diversas historias de una inicial, y se le ocurrió que igual era posible hacerlo. Y yo pienso que ojalá lo hagamos.

Si la tecnología no es cobarde, tampoco habría de serlo la literatura

q. Pensé que, una vez lanzada a exposición pública la escritura de Pop-pins, si algo salía mal, o salía regular, o simplemente no salía, yo lo pasaría fatal y me sentiría digamos en situación de «fracaso». Pero no es así.

m. No estoy pensando que Pop-pins haya fracasado. Pero sí  vuelvo a ver el proyecto en territorio indeterminado.

b. Aunque, pasado un tiempo desde que escribí la nota sobre la inadecuación de los formatos intermedios, y en concreto del desajuste entre el formato intermedio y Pop-pins (http://proyectopoppins.es/2014/04/01/no-formatos-intermedios), me ratifico en ello y por lo tanto debo llevar a cabo las rectificaciones necesarias

z. No las he abordado todavía porque he utilizado la trastienda mental en el periodo en el que hemos estado ultimando la publicación de Ciudades inteligentes para recapacitar sobre Pop-pins, y ver si realmente quería o no quería interrumpir la publicación inmediata de capítulos

a. Sí que quiero. Sí que debo. Pero, como ya dije, seguiré publicando las notas sobre el proceso y el proyecto. Seguimos estando ante una redacción en marcha.

j. No voy a retirar lo publicado. Aunque sé que hay muchas imperfecciones en lo escrito. Eso y su exposición pública, la exposición pública de lo imperfecto y lo inacabado, tampoco me asusta. Lo haría quizás si pensara que no puedo corregirlo. Pero pienso que sí puedo. A menudo el arte (ya de por sí artificio) nos engaña demasiado. El arte burgués (incluso el pop-art burgués) muestra productos completamente acabados, perfectos digamos, en imitación a la propia aspiración pequeño-burguesa y capitalista de mundo siempre mensurable. Esto no es un valor ni aristocrático ni proletario. Mucho menos anarquista. Es un valor determinantemente burgués, que sólo se ha mantenido limpio en muy breves periodos de tiempo. Tampoco puede ser un valor antrotecnológico. Eso es imposible.

x. Pienso en literatura, en la caducidad prematura de los formatos intermedios,  en la fugacidad de la expresión perfecta, y también en que un ordenador ha superado ya el test de Turing (http://es.gizmodo.com/un-ordenador-supera-por-primera-vez-el-test-de-turing-1587840827)

ñ. Luego tenemos que volver a los tiempos de la valentía.

T. engo que terminar Pop-pins

 

 

 

No formatos intermedios

Los soportes intermedios, como el compact disc, son los que primero desaparecen. Recuerdo esta frase enunciada  por José Antonio Cordón

https://www.facebook.com/joseantonio.cordongarcia?fref=ts,  escribo entera la url del muro en FB de José Antonio Cordón, porque algo le pasa a WordPress esta noche, y todo está como a medias aquí en las tripas de esta plataforma de edición en la que habito, cuando de Pop-pins se trata –

durante  una conversación mantenida entrecordamente y en la que también estaban, creo recordar, Javier Valbuena y Laura Borrás. Fue  durante una pausa de las sesiones del  pasado I Salón de Literatura Transmedia, celebrado en octubre en Etopía (Zgza).

Bien. Acaso esta formulación de Pop-pins, formulación como Proyecto Pop-pins, sea en efecto un formato intermedio, es decir, equivocado.

Hace ya unos cuantos días que tenía que haber colgado el siguiente capítulo de Pop-pins. Su título, os lo cuento, será «No mires a los ojos de la gente». Aunque tengo serias dudas que llegue a subirlo. Más bien, en este momento, mi convicción es que no lo subiré.

Reconozco que para quienes tengáis costumbre de pasar por la página pueden ser un poco mareantes las idas y venidas, los avances y los arrepentimientos que voy mostrando, en cuanto al proceso de escritura, formato, alcance… Pero así es en general el camino de la literatura por dentro. Os he invitado precisamente a que lo observéis desde la primera fila; a que intervengáis incluso.

La charla con los alumnos de la Escuela de Arte de Huesca ha supuesto un antes y un después para mí en Proyecto Pop-pins. Claramente porque me obligó a recapitular y a hacer balance. Y no estoy satisfecha. No tiene que ver con el tema de la rentabilidad, ese que precisamente planteaban los chicos de la Escuela; no tiene que ver con el esfuerzo. Tiene que ver con encontrar la forma adecuada al contenido. Creía, sinceramente, que era esta que venimos trabajando. Pero hace ya algún tiempo que me asaltó la duda del «formato intermedio». He continuado a pesar de esa duda. Pero tras la recapitulación para la charla en Huesca, ya no sé si quiero trabajar tal y como lo he estado haciendo. Quizás demasiadas complicaciones en cuanto a formato. No se si ayudan a profundizar y ampliar el discurso y la historia que viven en Pop-pins. Si no lo hacen, no tienen sentido. Tengo la impresión de que este Proyecto Pop-pins constituye un formato intermedio, es decir, abocado a no estar en ningún parámetro. No me importaría demasiado, si pensara que repercute en Pop-pins enriqueciéndola. Pero a menudo creo que sucede todo lo contrario. Que está perjudicando el crecimiento de la narración, y también de la transnarración.

Quizás lo mejor sería, en  adelante, sin dejar de aportar elementos transmediáticos respecto a la historia y su narración, simplificar un poco todo, para que resulte más ligero.

Tampoco tengo claro si es bueno que siga mostrando capítulos, puesto que me veo abocada a escribir muy despacio. Quizás mejor mostrar los elementos transmediáticos, que pueden dar idea sobre lo que voy trabajando, junto al making on, reservando el total de los textos para cuando todo esté terminado.

De momento os iré contando las reflexiones al respecto y mantendré vivo el making on, que en cualquier caso, sea cual sea la decisión adoptada, continuaría para dar cuenta del trabajo que voy haciendo.

Repléguemonos por el momento a los cuarteles de primavera y pensemos.

¿Demasiado esfuerzo?

Me escribe la profesora Carmen Nueno, responsable de la asignatura de Literatura en los dos cursos de segundo de bachillerato de la Escuela de Arte de Huesca, con los que el lunes pasado mantuve un encuentro en torno al Proyecto Pop-pins. Me escribe para comentarme, como quedamos, acerca de las impresiones que sus alumnos le han manifestado sobre nuestro encuentro.

Agradezco mucho esta reflexión posterior de los alumnos, y del conjunto de la misma tengo que destacar una cuestión, porque es absolutamente coherente con la época que vivimos, cuajada de pretensiones y objetivos cortoplacistas (lo que no resta en buena intención, pero seguramente sí en «calidad de vida»).

Opinan los alumnos de segundo de bachillerato de la Escuela de Arte de Huesca, y lo hacen desde su legítima posición en este mundo (por edad y por época) que Proyecto Pop-pins requiere un esfuerzo excesivo para los pocos lectores que va a tener.

Quiero, primero, agradecer su atinada percepción respecto al carácter del Proyecto Pop-pins, que efectivamente no está concebido como un artefacto de interés mayoritario. No porque no quisiera, personalmente, que así fuera. Ojalá. Pero soy consciente de que no lo es. Y también soy consciente de que ni quiero ni sé hacer, con los mimbres de que me he armado, otra cosa, convenza o no el resultado a muchos o a muy pocos lectores.

Quiero, después, hacer una mínima consideración acerca del esfuerzo necesario. Sé que parecerá acaso cateto y acaso pasado de moda decir que la importancia del esfuerzo realizado no debería tanto medirse por el resultado de su rentabilidad contable (sea en este caso lo contado lectores posibles), sino por el del grado de satisfacción y crecimiento personal que el esfuerzo creativo le aporta a uno mismo. Hay una absoluta diferencia entre ambos términos, como bien puede entenderse. Me preocupa mucho, sinceramente, que no estemos siendo capaces de transmitir a nuestros jóvenes la idea y la convicción de que será precisamente ese esfuerzo personal el que les hará válidos para sí mismos. Añadiré esa cosa tan tópica y manida de que el esfuerzo es el que te acaba dando la medida de ti mismo, y que un acto creativo puede derivar en muchas más cosas que la simple audiencia. Porque la opinión mayoritaria no siempre acierta. Y porque vivir y crear únicamente pensando en vender muy bien lo que vivimos y creamos, termina por expulsarnos de nosotros mismos (no hay sino que fijarse en lo que les sucede a muchos participantes y protagonistas de los «reallity» televisivos).

¿Qué os diría yo? Puede parecer lo contrario, pero vivimos en una sociedad que se ha vuelto muy inmadura, terriblemente infantil en cuanto a la necesidad de obtener una satisfacción inmediata (el sms, el «me gusta», la audiencia de tv, la selfy, el vídeo en youtube, el voto político, la especulación financiera, etc. , todo forma parte del mismo parámetro: triunfar, destacar, convencer, sobresalir, lo antes posible). 

Sin embargo, ser aupado a hombros de la gran mayoría requiere normalmente no arriesgar nada o casi nada. Y generalmente terminar bastante aburrido de repetir.

Me interesa más probarme a mí misma. Hay una cosa que se llama estar convencido de lo que uno hace. Y eso, os lo aseguro,  cura casi todo.

 

Error Pop-pins

> making on:

La persona que les sigue los pasos, en plan vigilante de la lengua, a los textos que voy publicando aquí  me riñe mucho, porque cree que no a menudo son textos terminados. De hecho, los subo y luego le aviso. Esta persona preferiría que el orden de actuación fuese el inverso. Por eso no le voy a decir nada de nada sobre este post de la zona «making on» de Pop-pins.

La cuestión es que, en este caso concreto de Pop-pins, desde el comienzo he sentido la pulsión de no temer mostrar, como se comprende bien creo, los procesos y los arrepentimientos (por emplear un término tan coherente, tan ajustado a la semántica de su uso en materia artística, cual quiera que sea, aunque provenga de la plástica, especialmente de la pintura). Los arrepentimientos en una pintura forman parte de la vida del cuadro, son su vida.

Los arrepentimientos pueden ser errores. Pero los errores, como bien define Lucía Egaña, no son fallos ni fracasos. Son proceso. Una obra perfecta es una obra mercantil. Pero no tiene por qué ser una obra viva. Realmente, no lo es ya. En ese sentido, Proyecto Pop-pins no disimula: a veces avanza rápido, otras se atasca; a veces sale un capítulo casi redondo, y otros deberán ser reformados, sin duda. Iremos generando claves más o menos encajadas. Y al final, seguro que habrá que retomarlo todo, reorganizarlo, reescribirlo… Pop-pins no huye del territorio riesgo y del territorio error, no elude ni la resta ni la suma.

Me ha parecido de gran interés este vídeo-ponencia de Lucía Egaña en el Seminario x0y1, dirigido por Remedios Zafra, precisamente porque plantea una perspectiva de la creación y la creatividad desde la asunción del error como instrumento (y en este sentido, añado, sería muy interesante una lectura de algunos de los corpus literarios y plásticos más relevantes de la historia a través, precisamente, de los errores y los arrepentimientos – que tal vez exista: voy a ver, y mientras podéis echar un vistazo al vídeo – porque es la historia del aprendizaje)

http://vimeo.com/84483454

Abriendo el código error, por Lucía Egaña, para Seminario x0y1

12.02 (making on)

Una día

Una hora

El precio de un libro, de un kilo de carne de buey, de un ramo de flores, de una entrada bonificada de teatro

No sé

En el universo Pop-pins 12.02 es una fecha. Decisiva. Se suicida Albertina, Cortázar muere. El buen monstruo crece y nos alimenta. Albertina Cortázar Poppins

En el universo Pop-pins la creencia dominante es la Metamorfosis (metamorfisis); los seres anfibios no son extraños en el universo Pop-pins. No son extraños en Pop-pins los seres polibiofilos, mutantes (pop-pins es en este universo sinónimo y metáfora de cambio, metamorfosis, personalidad liquida, fusión de estados en el ser y en el estar). En algunos de estos seres la cabeza y la columna vertebral se han construido con materia ficcional, que se ha ido ensartando en las extremidades de carne y hueso, las cuales son las que les permiten cierta habitabilidad en la bioesfera terrestre. No obstante, tales extremidades pueden ser recogidas, plegadas sobre si mismas fetalmente. Entonces, el individuo metamórfico atraviesa membranas inexistentes y crece en la ficción durante un tiempo. A veces esta maduración puede extenderse muuuucho tiempo, treinta años por ejemplo.

A los seres metamórficos raramente los ve nadie, aunque los vean, no ser que hayan sido domesticados en un circo. Sin embargo son, como la materia oscura, los más reproducidos a lo largo y ancho de cualquier Universo.

Proyecto Pop-pins, lo he contado otras veces, se siente deudor constante de los riesgos asumidos por Cortázar y otros no semejantes (nadie hay semejante a Cortázar, nos guste o no su literatura), aunque sí similarmente osados. Y cuando reflexiono sobre la forma en que se fue gestando la historia familiar que cuenta Pop-pins, también sus diferentes estadios de proyecto en ciernes y proyecto real, o sus dificultades para materializarse (?), los treinta años transcurridos desde la muerte del argentino y el suicido de Albertina entran de lleno en dicha reflexión, más bien forman parte del proceso. Y entonces una no sabe muy bien cuándo empezó todo. Cuándo empezó Pop-pins.

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