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Piccadilly Circus

Píldoras Pop-pins, radio-teatro: capítulo 4

 

Otra vez vuelta a Piccadilly Circus… Helia lleva su propio ritmo. Y encima me llama «tipa» (ésto no va a ser fácil…) —

Ella va más rápido que yo. Pero no puede salir bien si el personaje va más rápido que yo.
Esta vez me he demorado escribiendo un artículo (casi) sobre la cibercepción y la dimensión literaria / un artículo para la revista Imán (Asociación Aragonesa de Escritores);
un artículo para una revista Imán que no va a poder ser en dimensión físico-mecánica porque no es este tiempo de pingÜes subvenciones; es tiempo triste, aunque no lo parezca. Barroco (ésto lo explico, lo de barroco en http://luisamr.blogspot.com, un poco lo explico). Pero termino el artículo y ya veremos. Imán también, digital acaso (más barata y mucho más larga su sombra será).

Estoy cansada.

buenas noches.

 

 

   Piccadilly C. 1936

  Piccadilly 2009 /Mcroller

Helia: buenas noches, tipa querida.

p.d. Mi agradecimiento, de nuevo, a los compañeros de TEA FM.

Datos básicos de Zaragoza, en Wkpdia

Zaragoza en Provincia de Zaragoza
Zaragoza
Zaragoza (Provincia de Zaragoza)
País Flag of Spain.svg España
• Com. autónoma Flag of Aragon.svg Aragón
• Provincia Flag of Zaragoza province (with coat of arms).svg Zaragoza
• Comarca Zaragoza  
Ubicación 41°38′60″N 0°52′60″O / 41.65, -0.88333Coordenadas: 41°38′60″N 0°52′60″O / 41.65, -0.88333
• Altitud 199 a 285 msnm
• Distancias 325 km a Madrid
296 km a Barcelona
71 km a Huesca
175 km a Teruel
326 km a Valencia
Superficie 973,78 km²
Fundación 24 a. C.
Población 674.317 hab. (2009)
• Densidad 692,47 hab./km²d
Gentilicio zaragozano, na[1]
cesaraugustano, na[2] [3]
saracustí[2]
Código postal 50001 - 50020
Alcalde Juan Alberto Belloch (PSOE-Aragón)
Presupuesto 785.400.490,00 € (año 2009)
Sitio web www.zaragoza.es

 

Estoy trabajando en otro escenario ahora. Estoy rebuscando mucho en mi memoria, que tiende a utilizar grandes y profundos baúles. El escenario es, en efecto Zaragoza. No es necesario inventar escenarios; distancia y tiempo siempre han literaturizado suficientemente los escenarios físicos en los que habitamos. Efectúo momentáneamente ahora una regresión a un pasado no muy lejano de ese escenario. Pero la gran mayoría de los datos básicos que lo conforman no han cambiado.

Otra cuestión importante: Zaragoza y Piccadilly Circus están prácticamente ligadas por el Meridiano de Greenwich, o Meridiano 0. Zaragoza (véase arriba): longitud 0º 52´60″ O). Piccadilly: 0º 08’03» W. Mientras escribo, para pasar de un escenario a otro, de un tiempo a otro, sólo tengo que subir y bajar por la línea del Meridiano 0. Esto facilita bastante las cosas.

 

 

 

Todos los desvíos conducen a Piccadilly C.

 

Una idea evidentemente poco original es la de que la escritura constituye un viaje. No debo andar muy aguda, porque el post anterior también -recuerdo- se iniciaba con un apunte tópico. Ello se debe, además de a mi más que muy probable sonsería actual, a que me muevo en el ámbito reflexivo de las constataciones. La esencial es que Pop-pins ha encontrado su propia naturaleza, independientemente de mi plan inicial, porque ya se está verificando el hecho de que conforme escribo hay que ir modificando muchos de los elementos de ese plan, tanto formales como de contenido. Para mí, es un síntoma bueno. Si la novela plantea sus propias exigencias, para mi es bueno.

Por ejemplo, yo no contaba con que Piccadilly Circus fuera a ser tan importante… Y en esta semana he comprendido que es esencial.  Gracias a Piccadilly, gracias a asumir el papel escénico y simbólico que tiene, he encontrado una solución para articular algunas cosas que no acababan de encajarme. No puedo contar mucho más sobre ésto de Piccadilly, pero iremos en el blog colgando cosas sobre el lugar, porque es importante familiarizarse con él.

Me gusta mucho esta imagen nevada de Piccadilly C.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otra cosa constatación poco original que quería contar es la de cómo modifica Internet el propio proceso de la escritura, aunque no estemos hablando de una escritura de naturaleza esencialmente electrónica, porque en realidad no estoy incorporando elementos de esta genética en la redacción y construcción del texto de Pop-pins. Lo que ocurre es que me resulta imposible dar por cerrada la investigación y documentación que alimenta la escritura. Me es imposible porque en realidad necesito trabajar todo el tiempo dentro de ese proceso de realimentación (mejor suena feddback, hay que reconocerlo) constante. Ya no tiene remedio. Y debo andar con mucho cuidado para no permitir la entrada a desvíos inoportunos. Ya ni siquiera digo desvíos distorsionadores, absurdos… porque a veces, cuando los encuentro, pienso que tales desvíos aparentemente disgregadores convergen con mi propósito desde otros puntos de vista que no había tenido en cuenta…

En fin, es complicado y también peligroso, lo sé. Aunque puede ser muy enriquecedor y, bien manejado todo el asunto, nos podemos encontrar con un texto que obedece tanto a un plan principal bastante definido como a todas las variaciones de ese plan que salen a nuestro encuentro durante el viaje.

No es exactamente igual, pero esta última constatación de los desvíos me ha recordado la forma en que el dramaturgo Alfredo Sanzol incorpora a su trabajo las búsquedas que realiza en Google, ya que utiliza el buscador como forma de ir incorporando temas a desarrollar en sus textos dramáticos. Y por cierto,

ya es imposible desdeñar que Pop-pins es un imán para las coincidencias:

como este verano he andado (poco) fuera del mundo en general no había tenido noticia del estreno de Delicadas, la obra de Sanzol. He leído lo referente a la misma esta tarde. Y en la obra se habla de algunas mujeres silenciosas, cuya vida y generación fueron realmente destrozadas por la guerra civil (es que ahí, en esos años, se practicó un nudo gordiano en nuestra historia colectiva que aún, nos guste o no, todavía no hemos terminado de desatar, qué le vamos a hacer…) y por lo que después vino. Y ya es (no) casualidad que uno de los  temas de Pop-pins sea precisamente éste mismo (en una variante algo cínica, creo, eso sí…).

 

 

 Enlace a Delicadas  —>                          

 

 

La concentración no es para el verano

Por fin he encontrado la concentración suficiente como para escribir dos días seguidos. Voy encontrando el tono.

Esto podría haber sido el comienzo anacrónico de un mal guión de cine. Pero resulta que es la verdad. Es lo que sucede normalmente; lo que me sucede normalmente. No preciso únicamente las ideas; la seguridad de haber encontrado la forma adecuada; preciso la disposición y la actitud. No me sirve trabajar por trabajar. No es la receta que me da resultado. La fórmula que me hace sentirme bien trabajando es la que me deja estar enteramente volcada en el no lugar de la escritura. Es instintivo. Sé corporalmente cuándo voy a poder  escribir y cuándo será inútil empeñarse.

Pero una cosa. La búsqueda y provocación interna de la actitud  productiva -digamos- también es trabajo.

Estos dos días los he empleado sobre todo en terminar los dos próximos mini-guiones de las Píldoras… un repaso y espero que mañana estén en manos de Chusé Fernández para que las bien las administre en el Taller Creativo de Radio. También le falta ya poco al capítulo de Piccadilly Circus. Helia está a punto de meterse en un buen lío personal. Pero ella es así: arremangada. Aunque en el fondo creo que preferiría quedarse en Londres, me temo que la voy a jorobar: ni siquiera en una novela la gente hace lo que le gustaría. Es una estupidez, pensándolo bien.

En la próxima novela eso no sucederá. Yo me encargo. Pero en ésta es ya irremediable: está en la naturaleza de la propia historia que cuenta Pop-pins.

En los próximos días, Pop-pins va a tener que convivir con un artículo que le debo a Ricardo Vázquez Prada para la revista Imán (de la Asociación Aragonesa de Escritores). Un artículo para la sección de Nuevas Tecnologías y Literatura de la revista. Un artículo que va a hablar de la cibercepción y la literatura. Y éso me hace pensar mucho en las formas que quizás vaya a ir adoptando la literatura (o como pueda llegar a llamarse) en el futuro. Aunque, tranquilos:) Pop-pins, a mi modo de ver, está saliendo bastante ortodoxa y llevadera:):):)

 

No me canso de agradecer vuestro apoyo.

 See you.

 

 

 

 

 

Piccadilly Circus

Este blog/bitácora, ya lo hemos dicho en otras ocasiones, debe atestiguar no sólo qué cosa es Pop-pins, cómo va avanzando (o no, que de todo hay, ya lo sabéis), sino también la mayor parte posible de las circunstancias que sustenten, rodeen, favorezcan o dificulten la construcción de Pop-pins. Por eso tengo que apuntar aquí, como por otro lado hice en mi blog personal, lo que sigue: el día 20, un día después del último post hasta hoy (fecha: 19 de agosto, como puede leerse con sólo descender un poco el scroll de la pantalla), la persona a la que me refería en ese texto, la que más directamente tiene que ver con Albertina-personaje, se fue, definitivamente, digamos. Seguramente es un defecto estúpido por mi parte, pero no puedo acostumbrarme a la muerte. Quizás tampoco a las desapariciones. Transcurro estos días por entre la sensación de echar de menos, aguardando con serenidad, eso sí,  que los gestos ahora huecos vayan adelgazándose. Y pienso que toda escritura tiene que ver con ello (nada nuevo digo). Y también Pop-pins tiene que ver con todo esto. Bien,  quizás sean una anotación y una constatación demasiado personales, quizás, para la naturaleza de este blog. Pero he tenido la necesidad de que figuraran en él. Una cuestión de tripas: a las que de vez en cuando me gusta hacer caso.

El viaje ha de proseguir. Pop-pins debe construirse; estoy convencida. Así que intento retomar paulatinamente el trabajo. Un trabajo que, sinceramente, me divierte mucho, aunque a menudo me atemorice. Pero eso no importa. En el convencimiento de que ya es hora de continuar, me he puesto a espiar a Helia. Está en Londres. Sigue allí, como en acción congelada. Al menos para mí, porque no puedo asegurar que ella por su cuenta no halla proseguido su propia historia, ajena a mi, sin tenerme presente para nada, sin acordarse si quiera de brindarme un poco de compañía en estos días algo tristes. Es lo que tienen los personajes: no miran mucho del otro lado. A lo mejor me ha pillado ya ojeriza porque ha adivinado lo que voy tramando. Y no creo que le vaya a parecer bien. Pero ella es lista, tiene que defenderse (de hecho lo hace a través de su programita de radio). Hace un rato la he dejado, inmersa en sus pensamientos, mientras espera en el mísmisimo Piccadilly Circus a Patrick, de momento su típico ex-marido. Digo de momento, es lo que tienen las novelas: nada es definitivo, aunque ya haya sucedido. Al menos para quien las escribe (no sólo mientras se escribe, igualmente después, todo es transformable).

Todos tendréis en la memoria la estampa de Piccadilly: el impresionante exceso de anuncios luminosos sobreponiéndose a la recoleta geometría del urbanismo londinense; un urbanismo burgués desde siempre, como de estar por casa pero arreglado. Reconozco que tiene mucho encanto: un encanto tramposo. Todos recordaréis Piccadilly, pero me apetece poner esta fotografía: es como si viera a Helia en este mismo momento, allí, esperando.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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