Buscar

Las Hipnopómpicas

Territorio Poppins

Etiqueta

Making-On

Urgencias

Soy una habitual de los hospitales de mi ciudad. En especial del Hospital Miguel Servet. Nunca he estado ingresada como paciente (voy a  tocar madera), pero tengo acumuladas un montón bastante importante de horas hospitalarias en mi cuaderno de  sobrevivencia.  Ayer por la tarde-noche volvió a tocar. Lo previsto era haber intentado terminar el capítulo La prisionera. No pudo ser.  Ni hoy, porque arrastro a través de la jornada laboral+médico again+tareas varias de hoy el cansancio de ayer.

Esas horas de ayer en el hospital acompañando a mi padre le han dado bastante qué pensar a Helia -la protagonista y relatora de Pop-pins, aclaro para quien no haya seguido antes este making on-, que gracias a su hipnopompia puede ver estas cosas desde lo alto , como una película, y desde lejos. Sin embargo yo, cuando la imagino a ella, no importa por dónde ande en ese momento, siempre la imagino junto a la ventana de la Saint James Tavern, en una actitud bastante tópica: sola y haciendo esquemas. Saint James Tavern es un cerebro en mutación, una traslación más de La Villa-Portmeirion. Cada una de nosotras Helia y yo, estamos a un extremo del pasillo.

Lo que yo percibí:

http://luisamr.blogspot.com/2012/01/sintomas-de-la-entropia25-urgencias-o.html

Etcétera

Reportaje en Heraldo de Aragón (7-01-2012; la foto que aparece es de Anna Moshi)

Etcétera me parece una sección absolutamente apropiada para Pop-pins (y lo digo sin ironía, en serio).

Este es el reportaje que ha realizado (muy bien por cierto) Rocío Solanas y que es consecuencia de la entrevista de la que hablamos en el post anterior. Tengo que estar agradecida porque ha sido un excelente revulsivo para mi; no por salir en la prensa y esas cosas (y también lo digo ahora en serio, no es falsa modestia), sino porque pensar que Pop-pins haya llamado la atención de alguien dentro de la prensa me resulta, por un lado sorprendente, y por otro gratificante, desde luego.

Gracias pues, nuevamente, a todos, caramba.

La Villa (un capítulo más de Pop-pins) está listo para la corrección; esta vez me ha resultado menos complicado de lo que pensaba. La Villa es una metáfora (en Pop-pins, y en la serie El Prisionero, de donde proviene). Una metáfora simple y efectiva sobre nuestra más íntima y vital contradicción como especie: ni con los demás congeneres ni sin ellos.

Entrevista telefónica

Últimamente han pasado cosas.  Hemos comenzado este 2012 que nos hace temblar como un gigante (o al menos así nos dicen que tenemos que temblar y temblar), pero sobre todo lo que a mi me ha pasado es que se ha ido para siempre Chusa. Lo cierto, ahora me doy cuenta, es que el último mes ha estado ocupado casi todo el tiempo (internamente hablando, el tiempo interno importa mucho) por esta desaparición: por la angustiosa espera del momento de la desaparición y por este duelo posterior necesario. Pop-pins se encontró el año pasado con otra desaparición y ahora con esta de Chusa. También ahora hay cosas que incorporar de esta experiencia a Pop-pins (que para eso es una novela que no se cierra en sí misma).

Ayer se lo dije a Chuse Fernández Cotenax, el coordinador de TEA FM y director de nuestro radio teatro Pop-pins. Tus noticias me devuelven un poco la respiración a su ritmo normal: gracias. Chuse me llamó para decirme que en Heraldo de Aragón alguién se interesaba por Pop-pins novela/radio-teatro. Y así de alguna forma me ayudó a regresar a la actitud precisa para continuar el trabajo. Acabamos de hacer esa entrevista por teléfono con Rocío Solanas, y aunque hasta a mi me resulta a veces un poco raro y lioso explicar qué es ésto de Pop-pins, espero haberlo hecho un poco coherentemente (ya disculparás las torpezas).

Helia y yo os damos las gracias.

Por cierto, detrás de esta página de blog está la página de word con el epígrafe del nuevo capítulo: La Villa.

Radio-teatro Pop-pins o el prólogo de la novela

El capítulo 9 del radio teatro Pop-pins, las píldoras radiofónicas que grabaron los actores de TEA FM, dejaban planteados una serie de interrogantes que en un principio yo pensaba que tenían que tener su respuesta en otro capítulo del propio radio-teatro.  Sin embargo, creo que  esta fase del proyecto en la que ahora estamos no le corresponde al modo radio-teatro. No, porque se entrecruzarían con extrañeza las dos escrituras que en sí construyen historias elaboradas a partir de los mismos componentes (ideas, intenciones, personajes…), pero con formulación muy diferente y sobre todo con cometido distinto. El radio-teatro se queda, de momento, justo a las puertas de la novela: es su prólogo. Es la novela la que debe responder a los interrogantes que aparecen en ese de momento último capítulo del radio-teatro.

Bueno, para quienes no hayáis escuchado todavía el radio-teatro Pop-pins y por si os apetece hacerlo, ya veis que el enlace al canal de los podcast está aquí a la derecha.

De todas formas, el formato audio me gusta mucho y me interesa más; así que seguro que lo usaremos de alguna manera.

Interruptos pero menos

Hablo (Facebook mediante) con Chusé Fernández por otros asuntos diferentes a Pop-pins que nos ocupan y me cuenta que están de obras en el estudio de TEA FM – Centro de Tecnologías Avanzadas. Vamos que están líados: obras tengas y las acabes y sean para mejor (podría ser una maldición equivalente a la tradicional de «juicios tengas…»); u obras con sarna… En fin: deja ya de pensar chorradas, Luisa.  El estudio de TEA FM se merece crecer y crecer…

Me cuenta Chusé que en tal situación en la que se hallan no podrán grabar Pop-pins hasta finales de mes. Le digo que, dada la naturaleza interrupta de este proyecto, esta nueva vicisitud cuadra bien. Yo también he tenido estas dos últimas semanas bastante aparcada la cosa pop-pins debido a que me ha secuestrado mayormente casi la totalidad de las neuronas de que dispongo un proyecto web de alto calibre (y que aquí no viene a cuento, pero que lo nombro para que se sepa el contexto en el que estamos). Aún durará unas semanas más la ocupación intensiva, pero confío en que ya no venga acompañada por la aducción temporal y mental a la que he sido sometida.

Como hoy tengo migraña y ha llovido, he aparcado tareas urgentes (esas que siempre impiden las importantes) y me he reposicionado respecto a Pop-pins. No me queda más remedio que volver a leer todo lo escrito. Como esta novela carece de «últimos párrafos escritos»  no me vale con releer el «por donde iba yo». Debo por lo menos  retomar consciencia de todas las partes  y todos los textos existentes hasta el momento. Bueno, creo que ya está. Así que reanudaré la escritura. Para no someterme al blanco, he optado por continuar el trabajo adaptando un texto de la segunda o tercera versión-planteamiento que he ido haciéndome para los pop-pins (como llama una buena amiga a esta aventureta). Me interesa la situación que se plantea en el capítulo, porque ya he visto que teniendo una apariencia anodina es, sin embargo, un punto bastante filipino. Coordenada espacio-temporal: inicios de la 2ª República, en la cola del cine. Ya hablé de él en otro post.

/Acotación/

Estoy oyendo de fondo (tv) a un cantante setentero: Lorenzo Santamaría («Si tú fuera mi mujeeeerrrrr»: ¡hosti!, un par de secuencias casi cinematográficas acuden a mí –> los setenta (años) del siglo pasado son bastante importantes para los pop-pins).

Uauuu: pongo static-video (al loro: pandereta, platillos volantes, girls…¡jope!: http://www.youtube.com/watch?v=REKSLve7kZY

No planificar demasiado (o el sentido de las cosas)

Cèdric Villani, matemático: «En la vida no hay que tratar de planificar demasiado».

Leído en El País /

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Nobel/matematicas/calcular/velocidad/desorden/flujo/agua/elpepusoc/20100819elpepusoc_4/Tes

Una frase bastante común en apariencia para alguien tan inteligente, sino fuera porque exactamente esa frase es el valor cuya constante deberíamos aplicar siempre a nuestros actos y a nuestras actitudes, y porque Villani ha calculado la ecuación de la que se deduce la conveniencia de esa voluntad no planificadora: ha demostrado que la velocidad de aumento de la entropía no es constante ni predecible.

En la vida normal diríamos: hay rachas.

Me muevo en la actualidad en una de esas rachas en que la tendencia natural a la entropía aumenta muy rápido en algunos momentos. No en todos. Pero no puedo predecirlos.

Recuerdo que cuando le plantee hace ya tiempo a Nacho Escuín este asunto de Pop-pins él me dijo: tendrás que estar muy centrada en ello. Yo debí responder algo así como: sí, claro, lo sé: en cuanto pasen unas semanas que necesito para que pueda organizarme, lo planifico todo y ya está. Pero entonces no sabía que existe esa imposibilidad de predecir la velocidad en la que uno se mueve hacia el desorden y que por lo tanto «no hay que tratar de planificar demasiado»

Sigo en el empeño Pop-pins. Pero evidentemente a un ritmo desordenado y poco planificado. Sigo como puedo. Mi vida cotidiana acelera su tendencia a la entropía a mucha velocidad en algunos momentos. Y quiero aclarar que tal situación tampoco me molesta en sí. Me agobia a menudo en relación al compromiso adquirido con quienes siguen más o menos este asunto pop-piano, ya entiendo que no con demasiado entusiasmo debido a su intermitencia (la de Pop-pins, digo).

Qué le vamos a hacer.

Si bien deberíamos todos ser un poco más conscientes (y no lo digo sólo por Pop-pins) de esa advertencia del sabio matemático Villani. Porque lo que hacemos siempre y constantemente es ir en contra de la ecuación natural. Y eso es razonable en algún grado en lo referente a la necesidad de organización de los ámbitos sociales como la economía, las relaciones sociales, la política, etc, que necesitan factores de corrección para que la entropía no se nos coma constantemente: no duraríamos dos segundos. Pero el pensamiento y la creación no necesitan en realidad esas correcciones; son mucho más enjudiosos cuanto más nos sumergimos en sus propios ritmos impredecibles.

Ya he comentado alguna vez que para mi la dilatación de Pop-pins, los ir y venir en la escritura en sí misma, no son un handicap demasiado oneroso a nivel personal. A veces al contrario, gracias a esos ritmos anárquicos, intermitentes, de larga duración, entrópicos, voy descubriendo factores y sentidos que, al menos para mi, pasan a formar parte del esqueleto de la novela.  El sentido de las cosas.

Es como si en el fondo no pudiera tampoco escribir más deprisa porque todavía no hubiera pasado vitalmente por todo lo necesario para poder hacerlo. Poco a poco Pop-pins es cada vez más pop/pins y menos una novela moderna; en todo caso se parece más a una novela antigua: no es un universo cerrado y terminado ni en su concepción ni en su realización.

Así que ésto es lo que hay. No hay más, ni más deprisa.

Pura transformación. El sentido de las cosas.

Florin Ion Firimita*: Leda——->

*Florin Ion Firimita me ha prestado una de sus obras como portada de Pop-pins (un fragmento aparece en la cabecera). Un día de éstos hablaremos de su obra. Esta Leda creo que representa bastante bien el mundo metamórfico de Pop-pins-

El podcast // Capítulo 8 Pop-pins radio-teatro

(La entrada a todos los capítulos está ahí a la derecha, bajo iVoox —–>

Aunque no tenga que ver con el podcast (pero, acaso sí un poco):

 Leyendo la entrevista que realizó Nuria Azancot a Juan Marsé para El Cultural, pienso a tresbolillo que resulta curioso que achaquemos (con razón) una buena parte de nuestros males al enconamiento y entocinamiento de las cuestiones identitarias -tribales, se entiende-, y raramente pensemos en que lo mismo sucede respecto a nuestra propia identidad.

Creo que prefiero la libertad y posibilidad de ser muchos otros (y éso sí que tiene que ver con el podcast y con Pop-pins)

Pop-pins radio: capítulo 8

Hoy mismamente

a las 10,15 de la mañana y

a las 22.45 de la noche, en TEA FM

el capítulo 8 de las pildorillas Pop-pins (presentación radio-teatro): 98.9 FM Zaragoza

TDT en tod-o Aragón

en el mundo universal, Internet (http://teafm.net)

y esta medianoche el podcast estará ya en este blog pop-pinseriano:

todo va a empezar a desencadenarse…..

ya:

Abominable Pop-pins

En la próxima píldora radiofónica Pop-pins, en un momento determinado, alguien exclama que todo cuando sucede dentro y fuera del Dandy Warhol parece totalmente un reality show: lo dice, creo recordar, en tono de reproche.  El otro día leí en el periódico (El País) un artículo sobre opiniones y actitudes de diversos escritores ante Internet. He intentado encontrar ese artículo (que es muy reciente), pero no lo consigo. No sé. Mi experiencia me indica que las referencias mentales nunca funcionan como guías documentales; menos aún si buscamos dentro de un montón de noticias e informaciones varias de los periódicos. He utilizado el buscador convenientemente, pero no hay manera. En fin, no importa. Sé que entre las opiniones incluidas en ese artículo, figura la de Javier Marías que vendría a decir que no comparte las formas de hacer en Internet, porque desde siempre es bien sabido que lo conveniente es no facilitar mucha información. Así que inmediatamente pensé que este asunto de Pop-pins le parecerá abominable. Bueno.

Pero siempre lo digo: las actitudes son fundamentales.

Los parámetros han cambiado.

La información o física pura, circula, cambia, no para quieta en un contenedor.

No se trata de reality si/no.

Si no de los contenidos del reality. De la forma. De cómo usemos el lenguaje en el reality.  De qué tipo de información pretendamos y transmitamos. De lo que nos propongamos.

Los parámetros han cambiado. La actitud, la actitud en pro del esfuerzo y de las cosas bien hechas deberíamos mantenerla como antaño.

Goya (Sin) Luces de la ciudad

Me ha parecido extraño no encontrar casi en Internet fotografías del desaparecido cine Goya de Zaragoza.

//Comienza digresión:

Si no se me ha escapado alguno, el Goya ha sido el último de la larga lista de locales históricos dedicados a la proyección de películas que han ido despareciendo durante las últimas décadas. Algunos se recompusieron, digamos, y en una especie de asesinato con venganza mitósica posterior fueron sustituidos por múltiples pequeños cines mellizos, que ocupan todos (una docena, por ejemplo) el espacio que antes correspondía al Gran Cine o Cinetón. Todo el mundo se preocupa mucho del futuro de los periódicos en papel. Pero casi nadie se preocupa ya del futuro incierto de los Multicines mitósicos. Cuanto más grandes lleguen a ser las pantallas de nuestras casas pequeñas y más películas transiten por Internet (enchufadas directamente a las arteria de nuestras pantallas por módicos precios de suscriptores mensuales o anuales de todo tipo de productos litero-audio-visuales), menos futuro augurable para las minisalas de cine con pantallas cada vez más pequeñas y más cercanas al espectador (las sensaciones que se obtienen en amb-os ámb-itos cada vez difieren  -cine o casa- menos, parece).

Bueeenooo, digresión concluida (ha sido un «derepente» abusivo, excuse moi).

//

La intermitencia escritural en la que me muevo (a mi pesar, lo juro: ahora ya sé que el día tiene 24 horas y que yo soy incapaz de estirarlo, ensancharlo, ahondarlo… me da igual la dimensión: el tiempo será relativo, pero yo no consigo que corra menos por muchas más cosas que intente poner dentro de cada hora -convencional, no lo consigo, jolín), la intermitencia decía me obliga a repasar con bastante insistencia lo que llevo hecho (y no destruido) de Pop-pins y sus antecedentes pre-pop-pinianos. He rescatado algunos capítulos de versiones previas. Debo proceder a su mutación y a su inserción. Hay uno que me gusta especialmente:

Luces de la ciudad,

titulado así porque los protas de la versión (que lo son a su vez – tras  sesión literaria de morphing-  de Pop-pins) están en la  fila del cine Goya para sacar sus entradas para la película Luces de la ciudad… 1931, ya proclamada la II República española

Quería poner algunas imágenes del cine Goya a lo largo del tiempo.

Casi no hay.

Qué paradoja: casi no hay imágenes de un cine.

Ochenta y más

Una amiga me decía hace unos días que las mujeres de mi/nuestra generación (gente nacida en torno al año 1960, o sea gente muy joven en los años 80 – década de «plasti-glas») somos gente -nosotras, las mujeres- que han perdido un buen puñado de oportunidades.  Seguramente también los hombres. Pero por razones sociales y políticas, nosotras más (no me cabe duda).

Quiero ser un bote de Colón (la canción, y también el capítulo en Pop-pins) es una micro-historia que refleja esa pérdida. Ya lo comenté en un post anterior. Por lo que habréis visto, queda claro que hay contenidos en Pop-pins que desde luego tienen que ver con mis propias experiencias. En ese sentido, creo que Pop-pins  es un texto en cierta forma generacional y con una visión descaradamente de mujer, aunque confío en que sea inteligible para toda la gente (el orden de los factores -sexo y edad- sí altera siempre el producto, pero eso no debería importar: la creación exige un esfuerzo y el lector/espectador debe ser igualmente partícipe esforzado: ya vale de pedir productos blanditos y fáciles: no puede ser tanta acomodación, no puede ser— nos volveremos tontos, ay).

Que las mujeres que fuimos muy jóvenes en los años 80 pertenecemos todavía a una generación de las renunciadoras me lo decía esa amiga el otro día, sentadas ambas frente a mis padres, aguardando en la consulta de su nueva médica de cabecera.  Es éste un tipo de quehacer que a las mujeres nos sigue correspondiendo más frecuentemente y mayoritariamente: carga sobre carga, deslizándose entre nuestras costillas, seguramente tanto por la perduración  de determinadas inercias grupales durante siglos como por la facilidad con que los hombres aprovechan la diferencia de sensibilidad y percepción entre nosotras y ellos  (hablo en general) ante determinadas situaciones para proseguir en su inveterado escaqueo ancestral.

Hace años, un antiguo jefe que yo tenía en mi trabajo «profesional» (la diferencia entre mi «trabajo profesional» y mi «trabajo literario» no la marco yo: me tomo ambos bastante en serio; la marcan quienes sí me pagan por uno y quienes no me pagan -salvo momentáneas excepciones- por el otro) me hablaba de un compañero recién incorporado: es un chaval muy inteligente y capaz, aunque tiene un defecto: está demasiado involucrado con su familia, le dedica mucho tiempo.

Sé que el tiempo transcurrido desde entonces ha traído ciertas modificaciones positivas (para el conjunto de los grupos sociales occidentales) a esa actitud masculina. La separación neta entre actividades privadas y laborales y sociales era propia de una sociedad en la que los géneros tenían adscritas tareas muy diferenciadas en el conjunto. Conforme las mujeres hemos ido incorporándonos a las funciones laborales y de representación grupal, hemos tenido que desarrollar fórmulas de compatibilización de éstas con nuestras tradicionales tareas privadas. Y creo que poco a poco los hombres también se van dando cuenta de que la multi-tarea es posible. Afortunadamente, la tecnología ayuda.

Digo todo ésto, porque como siempre ando quejándome de mi intermitencia literaria, de mi carga de tareas, etc, etc , pienso que quizás será bueno aquí exponer con cierta claridad que esa intermitencia no se debe en absoluto a arrebatos de temperamento, a depresiones cíclicas, a dudas existenciales o no existenciales… se debe simple y llanamente a que no me da de sí el tiempo, a que cuando tengo un rato, a menudo, estoy agotada.  Porque la vida a ras de suelo, existe, y yo no sé soslayarla (tampoco quiero, claro).

Y digo todo ésto para que se perciba la vida multi-tarea. En Luisamiñana.blog hice referencia hace unas semanas a esta afirmación de la escultora Anna María Maiolino:

(Maiolino) ha afirmado también que en todo caso la impronta femenina de su creación artística consiste en la ausencia de jerarquía, porque la mujer da la misma importancia a todo lo que hace y todo lo que le interesa, la mujer trabaja entre cosas

Suscribo, suscribo, suscribo.

Y digo ésto, porque no quiero que la multi-tarea siga suponiendo una pérdida de oportunidades.  Me canso de ello. Y digo ésto, porque quiero reconocimiento para esa multi-tarea (no hablo de mi caso especialmente; hay multi-atareadas mucho más estresadas que yo). Y digo ésto porque seguramente todavía lo práctico tiene una consideración mucho menos delicada que lo intelectual o lo ejecutivo; y sin embargo, ya se sabe: dejemos de ejecutar lo práctico y la vida intelectual  se volverá mineral.

Y digo ésto, porque me canso de que el silencio de las mujeres de una época pasada (uno de los temas de Pop-pins: ya habréis ido viendo que Pop-pins es multi-temática) se haya convertido en silencio respecto a cuestiones como ésta de la multi-tarea.  Yo lo veo  así.  Es una percepción que advertí con claridad (quiero decir con encarnadura – que no es lo mismo ésto que haber pensado en ello) hace unos días, mientras cerraba el capítulo Ojalá que a mi madre le hubiera gustado el cine: lo advertí pensando en la vida de las mujeres que fueron de la manera en que lo fue mi madre (a la que veía a sus ochenta años sentada en frente de mi, aguardando su consulta con la médica de cabecera),  y pensando en esa actitud de ellas, una actitud que nos dejaron como legado, y contra la cual hemos debido luchar nosotras (las que fuimos muy jóvenes en los años 80) toda nuestra vida. Y aún estamos en ello: tiene narices.

Por éso, digo que todo ésto que cuento aquí también es make on de Pop-pins un (muy largo make on).

Un capítulo más

Ayer terminé un nuevo capítulo de Pop-pins: «Ojalá que a mi madre le hubiera gustado el cine» y está ubicado en 1954. Pop-pins se construye en base a capítulos muy cortos. Las historias no tiene un desarrollo completo. Son más bien escenas, momentos que deberían actuar casi como emblemas, aunque sin la representación gráfica consiguiente (http://es.wikipedia.org/wiki/Emblema). No es que haya nada de enigmático en los textos de Pop-pins. Al contrario creo que están saliendo muy explícitos.  Cada uno de ellos es lo que dice, pero además sin duda tiene vocación de transformarse y dejarse interpretar.

Las madres de la gente de mi generación han sido unas mujeres muy machacadas en este país: España. Si eras mujer y no te gustaba el cine la vida se podía volver muy muy gris y muy triste. Las he conocido así, a algunas de ellas.

Quienes hayan descargado «Narrativas» y le hayan echado un ojo al capítulo pop-piano allí publicado («2 de julio de 1970) y ahora lean este post, pensarán quizás que Pop-pins es una novela sobre el franquismo. No. Pero también. Ya se irá viendo. El capítulo «Quiero ser un bote de Colón» está situado en 1981 y tiene un referencia al golpe de estado que en mi pensamiento automático ha quedado asociado a la canción de Alaska y los Pegamoides: me veo a mi misma pasando por delante del Gobierno Militar de Zaragoza, la mañana siguiente al golpe; el patio estaba lleno de vehículos, que no me parecieron los habituales, aunque también es cierto que no entiendo nada de vehículos militares; pero cuando menos, había bastantes más de lo usual. Yo no había dormido nada en toda la noche. Que nadie durmiera no es verdad. Pero yo estaba exhausta, la ciudad bastante silenciosa,  y por mi camino (en mi recuerdo al menos) suena «Quiero ser un bote de Colón».  Era una canción en la que yo entendía una voluntad absoluta de transformación.

Como veis en tan sólo tres pequeños capítulos hemos saltado de 1954 a 1970 y a 1981. Así son las cosas en Pop-pins.

Hay días que estoy tan cansada y tan varada mentalmente que me es imposible escribir una sola línea. Pero mi voluntad y la de Pop-pins, que persiste en su esquina de mi cerebro contra viento y marea, se empeñan en seguir. Esperamos no resultar demasiado cansinas ni empobrecidas.

Narrativas, ya:

 

 http://www.revistanarrativas.com

Capítulo de Pop-pins: páginas 114-115

Artículo «Cibercepción, la dimensión literaria»: páginas 16-20

Esto en cuanto a Pop-pins y demás, por mi parte. Pero encontraréis en Narrativas un puñado de buenos relatos, ensayos y reseñas, además de una interesante y entretenida entrevista con Patricia Estebán.

Esta noche, capítulo 7 de Pop-pins radio-teatro

Justo antes de Navidades la gente del taller de radio creativa de TEA FM dejo grabados los capítulos 7 y 8 de la Pop-pins radiofónica. Producción ha hecho el resto y esta noche, a la hora habitual de los martes (22,15) se emite el capítulo 7 (98.9 de la FM en Zaragoza y a través de internet para el resto del universo: http://www.teafm.net).

Creo que no hemos hablado todavía de la razón por la que nos hemos aventurado (la magnífica gente de TEA FM y yo misma) a incluir este radio-teatro en el conjunto del proyecto Pop-pins, como a veces -un poco en tono de humor- le llamamos a lo que sea que resulte finalmente todo ésto. Así que dejo para el próximo post algunas notas que quería contar referidas al episodio del «Quiero ser un bote de Colón» de la novela, y simplemente os cuento que en realidad yo creo que la Pop-pins radiofónica tiene mucho que ver con mi fascinación desde siempre primero por el teatro y luego además por la radio.

Creí, cuando pensé en proponerle el asunto a Chusé Fernández, que esos pequeños guiones me darían la posibilidad de manifestar el lado  más lúdico y enloquecido de Pop-pins, si queréis incluso más ingenuo, más espontáneo. Y así está siendo. No se trata en las píldoras Pop-pins de repetir textos de la novela, ni de seguir la misma trama ni argumento. Aunque sí sucede de tal manera en algunas cosas: personajes, metáfora del viaje, ideas y presupuestos de trabajo.. Realmente las píldoras buscan , mediante situaciones fáciles y diálogos de proximidad  (casi de enredo de comedia), explicar un poco las preocupaciones y líos de cabeza que me han llevado a la escritura de Pop-pins y a plantear esa escritura tal y como se está verificando (sin argumento explícito, con un plan continuamente modificado, etc). Temas como los presupuestos científicos de la física cuántica (y su repercusión en nuestra concepción del mundo), la comunicación multimedia, la incertidumbre, la situación del autor frente al público, etc… se han ido mezclando con la idea genésica de la novela: quería pintar un cuadro (abstracto) de lo que me parece que le ha sucedido a mi generación en este país (España, digo):   una generación desarbolada, desaprovechada en general, abocada a ir transitando de transformación en transformación, siempre entre dos costas, sin capitanes.

De todas formas, pienso que ésto que acabo de contar, si bien es cierto, sólo se está cumpliendo a medias. Y no me importa. Pienso, si me detengo un poco mejor en recorrer lo que ha ido sucediendo en los guiones de la Pop-pins radiofónica, que esos guiones han crecido en verdad, como tópicamente se suele decir, por su cuenta. Pero es así: les dejo ir un poco por donde ellos marcan. Escribo escuchando a los personajes: así sucede. Reproduzco lo que quieren decir. En la novela mando yo (creo); en la radio, mandan ellos (estoy segura).

La radio, el radio-teatro, me permite usar el lenguaje de una forma completamente distinta a la novela. Me permite introducir elementos no escritos en el discurso: eso me gusta mucho, porque refuerza mi tendencia plástica a la hora de escribir. No sólo se mezclan géneros (digamos): se mezclan también materiales. Es estupendo.

 

Quiero ser un bote de colón

 

2. <Nota previa (27-12-10, 00.30): Hay que corregir algo la redacción y mañana haré las pertinentes inclusiones en el grupo de facebook. Pero de momento, dejo el  texto sin corregir en este post. Es que tengo un poco de sueño y quiero leer un rato antes de dormir, que ando un tanto enganchada a Sukkwan Island >

 

3.  //(27-12-10, 23.10) hago algunas pequeñas correcciones ya a las 11 de la noche del lunes, 27 de diciembre. Me he pasado el día en el trastero de casa: lo cual no es ajeno a Pop-pins, al menos bastante menos ajeno de lo que pudiera parecer. Me voy dando cuenta de que vida cotidiana y decisiones literarias (dicho así para que nos entendamos, pues no me creo en exceso estas diferenciaciones) tienden a involucrarse, no trascurren desconociéndose. Así que me he pasado el día literalmente en el trastero: ordenando, desechando y tirando, reordenando, limpiando. El trastero es ahora una saludable mezcla de memoria escogida y presente marginal. Me he cansado mucho (por lo cual ya no sé si podré trabajar ahora); pero me he sentido bien poniendo las cosas en su sitio. A continuación vincularé este post al grupo Pop-pins de Facebook)//

 

1.  (27-12-10, 23.45) Alguna vez, al principio de este lento y tortuoso «make on» de Pop-pins, creo que ya comenté que la idea nuclear del relato comenzó a fraguarse hace ya tiempo. Esta es la tercera redacción que afronto. Ninguna de las dos anteriores pasó de unas cuantas páginas; la segunda llego a algo más de treinta y la primera ni eso. El motor emocional e intelectual (digamos) de la historia que justifica Pop-pins creo que ha cambiado poco, sobre todo en relación a todo cuanto se ha ido transformándo la manera de contar . Ha ido cambiando de la misma manera que pienso que yo he ido transgrediendo mi propio lenguaje.

Nada extraño en lo que digo. Nada inusual. Pero un «make on» sirve para contar tanto cosas extraordinarias como aquellas otras más intranscedentes en apariencia, y sin embargo tan determinantes. Mi propio cambio me ha sometido a grandes inseguridades, lógicamente. En este último periodo he tenido la sensación de que no sabría salir adelante. Sobre todo porque pensaba que estaba abandonando radicalmente mis impulsos iniciales a la hora de plantearme la historia que hay en Pop-pins: la historia de Helia Alvárez, actriz, y su familia. Pensaba que en la escritura actual me había alejado mucho de ese hilo conductor, que había derivado hacia otro tipo de preocupaciones más teóricas. Y me sentía mal. En contradicción. No quiero eliminar estas últimas y actuales preocupaciones (muy en relación con las contemporáneas circunstancias de crisis general, también con mi necesidad de ampliar mis conocimientos en algunas zonas de la ciencia y la tecnología); pero tampoco deseo olvidar mis referencias primeras. Y en esas referencias es donde sobrevive y respira el origen de Pop-pins. Han llegado hasta aquí con Pop-pins.

Ahora estoy más contenta. Quería retomar el ritmo de trabajo afrontando algunos capítulos en los que la novela se sitúa en determinados momentos históricos. Eso después de tener escritos otros en los que, como digo, hay bastante de cuestión teórica sobre la propia Pop-pins y también mucho discurso sobre los temas que he comentado en general (Google, la tecnología de la información, algunos pensamientos sobre el tiempo – bueno, son cosas que al releer lo escrito me parece percibir). Decidí coger el  toro por los cuernos y reabrí las anteriores versiones inconclusas. Y estoy más contenta porque no todo ha resultado ser inservible. Hay algunas páginas que puedo realmente incorporar, haciendo todos los ajustes estilísticos precisos. Y eso me pone contenta, no porque me evite una parte de redacción ex nihilo (que también), sino, sobre todo, porque me enseña que no me había perdido tanto como creía. Uno de esos capítulos me parece que se quedará con este título: «Quiero ser un bote de colón» (como la canción, sí) y lo acabo de adaptar. En el próximo post os cuento algunas cosas acerca de él.

 

 

 

 Esta es la imagen del bote de Colón en la época de la canción. Época a la que más o menos se refiere el capítulo.

 

 

 

 

Por cierto, que estos días de Navidad TEA FM  ha estado reemitiendo los capítulos de Pop-pins radio emitidos hasta ahora. Los han radiado en plan seguido. Y la semana pasada grabaron los dos siguientes. Os diré cuando se emiten. Dejo aquí el enlace a la pestaña de iVoox donde se pueden escuchar ordenados cronológicamente las pop-pins de radio; por si alguien quiere y le apetece reproducir la experiencia que ha propuesta TEA FM.

 

http://www.ivoox.com/audios-pop-pins_sa_f24684_1.html

 

 

 

Blog de WordPress.com.

Subir ↑

A %d blogueros les gusta esto: