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Pop-pins en el próximo número de Narrativas

Me gusta colaborar en Narrativas (http://www.revistanarrativas.net).  El pdf  con aspecto de «tocho» que tiene Narrativas conserva un cierto aire setentero, cuando aún se creía (y entonces normalmente así era) que una publicación llena páginas con muchas palabras era garantía de no perder el tiempo en cosas superfluas. Ese concepto, el de superfluo o innecesario, también existía todavía en los setenta y a principios de los ochenta. Luego vino a desaparecer bastante (en el Occidente rico, sobre todo, claro). Y parece que ahora lo vuelven a considerar en mucho foros y aforos.

Bueno, me desvío. No siempre tengo tiempo ni ideas para colaborar en la revista que dirige y edita Carlos Manzano. Me alegro de haber podido hacerlo en el próximo número que va a subir a la red en apenas unos días, y de haberlo hecho por partida doble. Aparecerá un capítulo de Pop-pins: el titulado «2 de julio de 1970»; este capítulo lo leí hace un par de meses en el Candy Warhol (el pub que inspira el Dandy Warhol que aparece en las píldoras de radio-teatro), en la dúplice sesión poética de «Este jueves, poesía» que vivimos el pasado 16 de noviembre, junto a Jordi Doce y otros amigos (fue una sorpresa y una alegría que el excelente poeta David Mayor se animara entonces a leer algunos poemas de su próximo libro). El capítulo quizás cambie en el transcurso del proceso de escritura; quizás incluso llegue a no estar en el resultado último (no lo sé); pero por ahora forma parte de lo que es Pop-pins en estos momentos y lo es en forma bastante medular. Así que por si queréis echarle un vistazo, cuando Narrativas esté en red pondremos un enlace a la revista aquí.

La otra parte de la colaboración es un articulito que escribí para la sección de Nuevas Tecnologías de la revista Imán (de la Asociación Aragonesa de Escritores). Imán ha sufrido los efectos de la crisis económica (acaso también de la crisis de soportes), y de momento su número 4 (para el que está escrito inicialmente el artículo) ha quedado non-nato. Es muy posible que alcance un formato exclusivamente digital: esta por ver. Así que creo que el artículo puede empezar a circular en Narrativas: «Cibercepción, la dimensión literaria», se llama y creo que salió una cosa un tanto frekk, pero tiene su punto. Sirve lo que he indicado antes: habrá enlace en su momento.

En cuanto a Pop-pins, creo que es bueno que vaya aireandose en otros lugares ajenos a sí misma, y me parece bueno que la escritura en sí, la escritura que ya ha alcanzado forma de representación, asome ante el público. Aunque el público no debe fiarse ni llamarse a engaño: como he dicho, todo puede cambiar. Seguro que todo cambiará: digo yo que no está mal presenciar esas transformaciones, ¿no?

 

No descuido que debo algunas referencias en torno al capítulo «Quiero ser un bote de Colón». Enseguida.

La concentración no es para el verano

Por fin he encontrado la concentración suficiente como para escribir dos días seguidos. Voy encontrando el tono.

Esto podría haber sido el comienzo anacrónico de un mal guión de cine. Pero resulta que es la verdad. Es lo que sucede normalmente; lo que me sucede normalmente. No preciso únicamente las ideas; la seguridad de haber encontrado la forma adecuada; preciso la disposición y la actitud. No me sirve trabajar por trabajar. No es la receta que me da resultado. La fórmula que me hace sentirme bien trabajando es la que me deja estar enteramente volcada en el no lugar de la escritura. Es instintivo. Sé corporalmente cuándo voy a poder  escribir y cuándo será inútil empeñarse.

Pero una cosa. La búsqueda y provocación interna de la actitud  productiva -digamos- también es trabajo.

Estos dos días los he empleado sobre todo en terminar los dos próximos mini-guiones de las Píldoras… un repaso y espero que mañana estén en manos de Chusé Fernández para que las bien las administre en el Taller Creativo de Radio. También le falta ya poco al capítulo de Piccadilly Circus. Helia está a punto de meterse en un buen lío personal. Pero ella es así: arremangada. Aunque en el fondo creo que preferiría quedarse en Londres, me temo que la voy a jorobar: ni siquiera en una novela la gente hace lo que le gustaría. Es una estupidez, pensándolo bien.

En la próxima novela eso no sucederá. Yo me encargo. Pero en ésta es ya irremediable: está en la naturaleza de la propia historia que cuenta Pop-pins.

En los próximos días, Pop-pins va a tener que convivir con un artículo que le debo a Ricardo Vázquez Prada para la revista Imán (de la Asociación Aragonesa de Escritores). Un artículo para la sección de Nuevas Tecnologías y Literatura de la revista. Un artículo que va a hablar de la cibercepción y la literatura. Y éso me hace pensar mucho en las formas que quizás vaya a ir adoptando la literatura (o como pueda llegar a llamarse) en el futuro. Aunque, tranquilos:) Pop-pins, a mi modo de ver, está saliendo bastante ortodoxa y llevadera:):):)

 

No me canso de agradecer vuestro apoyo.

 See you.

 

 

 

 

 

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