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Las Hipnopómpicas

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Albertina

Otra esquina

 

Chaflán entre Felip II y Costa i Cuxar, Barna

 

Esta esquina – Felip II- (por seguir recuperando escenarios y tramoyas de Pop-pins) es otra de los lugares importantes en la historia que se cuenta. Detrás de la ventana que se observa en esta captura de imagen desde Google Street se encuentra el escenario de uno de los capítulos de Pop-pins. Es un escenario real, y el episodio que se narra en el capítulo El sonido de la carcoma es de los pocos que en Pop-pins responden igualmente a un hecho acaecido como experiencia percibida por mi misma dentro de lo que entendemos como realidad (y eso que Pop-pins cada vez tiene que ver más con alguien que siempre he autoreconocido). Un pedazo de El sonido de la carcoma:

 

 

Aquella noche la recuerdo muy bien. Una de las que mejor recuerdo de entre todas las que tengo vivamente presentes de mi vida. Dormías como una muerta en la cama de al lado y me costó mucho empeño despertarte con mis gritos y sollozos. El sonido de la carcoma instalada en la cómoda de mi habitación me había arrancado de mi frágil sueño y me tenía paralizada entre el miedo y la angustia; sólo podía llorar y gritar. No tenía ni idea de lo que era aquel ruido atroz, incansable, inmenso en la noche. Junto a la ventana de mi habitación infantil, en la fachada del edificio, colgaba una farola, que alumbraba siempre el interior del cuarto. Eso no me tranquilizaba. Todo lo contrario. Mi imaginación ha sido siempre altamente irracional. Y la carcoma invisible parecía acelerarse y amplificarse a la vez que mis propios latidos. Mi aullido infantil llamándote, -llamando a una desconocida, al fin y al cabo- apenas consiguió de ti una respuesta adormilada, que aún me acongojó más. ¿Qué es eso que se oye?, grité ahogada por la histeria. No oigo nada, me dijiste. ¡Eso, cra, cra, cra…!, insistí. ¡Ah!, será el escarabajo del reloj de la muerte, bostezaste, y te diste la vuelta y desapareciste. Deberías cuidarme algo mejor, Albertina. I want to hold your hand, sollozé. Los hipnopómpicos somos capaces de expresarnos en casi cualquier idioma en un momento dado, aunque no poseamos conocimientos conscientes de tales idiomas. Pero ya no me oías. The beatle death clock, me repetí entonces. De los otros Beatles  nadie hablaba en mi país en 1964, aunque estuvieran a punto de ser los seres más conocidos del planeta. En España sólo se barruntaba a todas horas la carcoma. La que infectaba los estupendos muebles nuevos sesenteros de mi habitación con sus viejas larvas eternamente raquíticas, mediocres y siempre resurrectas, vorazmente castradoras. Hoy es veinticinco de julio de 2010 y estoy a kilómetros de distancia de donde querría estar. Aunque es aquí donde debo estar. Cosas de la hipnopompia. Me empeño en estar bien: Sargent Pepper¨s a través de los auriculares del ordenador me asegura, mientras escribo, una buena dosis de felicidad flotando sobre el interminable ruido de las calles de Londres, sobre los laberínticos túneles subterráneos atestados de extraños escarabajos velocísimos, que nunca cesa. Albertina, deja ya de mirarme (tono de súplica)

 

Flotar

He dejado a Rose Mary Taylor, la Pop-pins, y Albertina tomando el té, o cerveza, no sé, bajo el techo de Saint James Tavern,  justo sobre la cabeza de Helia y su ordenador portátil. Es lo que tiene Londres: se puede flotar, sobre todo si eres inglés. Hay tradición, y está documentada:

Flotar relaja y genera confianza. Se puede recuperar viejos lazos. Rose Mary y Albertina tienen de qué hablar.

La Prisionera.

ἡμικρανία

Supongo que, como para otras dolencias sucede -cada cual, se dice, sabe de lo suyo-, quien no haya padecido o padezca migrañas, o cuando menos conviva estrechamente con alguien que las padezca  /eso apostillaba hace un rato F. acostumbrado a las mías desde hace tanto tiempo/,  es imposible que pueda entender lo que le ocurre a una persona bajo la implacable y cruel dominación de un episodio de este dolor.

No digo que sea peor que otros. No digo que no haya otros más intensos.

Pero la migraña anula completamente. Uno desaparece bajo su poder. Deja de existir.

Vuelvo a estas horas de una anulación que ha durado casi cuatro días. Sólo dolor durante ese no tiempo. Intenso dolor: sien izquierda dos días; sien derecha después. Náuseas. Vómitos. No puedes casi andar. No  tienes casi reflejos. En ocasiones, pierdes el conocimiento. Por descontado, no tienes pensamientos. Sólo quieres cerrar los ojos y dormir. Y que no duela.  Ni tú ni el resto del mundo existís. Es como una gran marea negra dentro de ti.

La migraña se apodera de la Miñana. Bah, qué malo.

Pero es peor pensar que todavía los neurólogos sepan tan poco de ésto.

Sólo hay una cosa buena (siempre la hay, como mala): cuando regresas, cuando te libera el alien, tienes muchas ganas de hacer cosas y estás como limpia, no hay conexiones residuales ni malamente interferidas.

Creo que Albertina (personaje en Pop-pins) es una típica migrañosa.

Migraña—-> del griego ἡμικρανίον hemikranion, literalmente ‘medio cráneo’, concretamente del plural ἡμικρανία (tomo los caracteres griegos /me gusta mucho el jodido griego clásico, aunque se me haya olvidado/  de la wikipedia)

Lo que importa

Prefiero ahora que Helia siga en Londres, porque no puedo ocuparme mucho ni de ella ni de sus exigencias. Ni siquiera puedo dedicarme en este momento a fabricarle la historia que necesita para que su escapada londinense no sea un absurdo hypnopómpico más. Ella quiere algo transcendente. Le he pedido un poco de tiempo para ponernos de acuerdo en cómo vamos a trabajar en Pop-pins. Hemos intercambiado un par de e-mails, porque todavía no me atrevo -ni en estado hypnopómpico- a coger el móvil y llamarla: ¿qué ocurriría?. Me da miedo la colisión de estas dimensiones, lo reconozco. De momento prefiero mantenerlas todavía en paralelo, sin interferirse. Aunque ésto no sea del todo cierto. Pero éso no importa ahora.

En cualquier caso, yo sigo a lo mío de alguna manera. Hay un personaje en Pop-pins ciertamente aglutinador y decisivo: Albertina. Siempre había pensando que Albertina actuaría como transunto simbólico de las experiencias  personales e históricas de una determinada generación, en la cual yo he pensado a través de alguién real que conozco de cerca. No cuento más acerca de dicha realidad, porque Pop-pins novela debe conservar su territorio propio.  Pero sí puedo decir que me equivocaba de referencia. La  persona que realmente hubiera sido capaz de las cuestiones que Albertina tendrá que asumir en Pop-pins, quien inspira la médula espinal del personaje Albertina, es otra que aquella en la que yo había pensado hace tiempo. Es alguien que en estos días se está marchando definitivamente. Y sé que no digo ésto por estar bajo el influjo de la esa especial sensibilidad que se genera en torno a este trance de la desaparición definitiva de alguien muy querido. Simplemente me he dado cuenta de este hecho pre-literario que comparto a base de  pensar y pensar durante tantos momentos de estos días, en los que una solamente puede intentar acompañar y esperar con la mayor serenidad posible. Estos días no hay nada más importante. Y tú, Helia, lo sabes perfectamente, por lo que también te corresponde. No obstante, pensar es de todas formas inevitable. Y gracias a ello me he percatado de que no estaba situando bien mi brújula. Lo cierto es que veo mucho más evidente la composición de Albertina: el personaje crece, mientras la persona se va.

Una última cosa por hoy. Desaparición. He situado el marcapáginas en la que hace la número 153 de Dublinesca, la última novela de Enrique Vila-Matas, que tenía sobre la mesa hace tiempo. Me gusta el tratamiento que hace Vila-Matas del asunto de la/s desaparición/es. Creo que que a él el hecho en sí le fascina (en cuanto posibilidad y en cuanto literatura) y le aterra (en cuanto realidad). Pero sin duda lo más abrumador es la desaparición como muerte, y lo es simplemente, como bien apunta Vila-Matas, por la ausencia de testigos del despedazamiento de la identidad (p.141, ed. Seix Barral). Aunque quizás eso sólo sea incapacidad de abandonarse: ¡ay, los griegos! (clásicos, digo).

 

 

 

 

 

 

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