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Las Hipnopómpicas

Territorio Poppins

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Making On

Después soñamos con la nieve

Soñamos con una lluvia que, en lugar de caer, avance paralela a la tierra. Lámina tras lámina de lluvia. Luego, una lluvia hacia arriba que comienza a unos pocos metros del suelo. Uno puede ponerse debajo de la lluvia y observar. Con la desaparición del espacio público, soñamos con una lluvia desplazada a interiores. Una lluvia en miniatura, retringida a una habitación, una pared, una caja. Después, soñamos con la nieve» (Ben Lerner, De Angle of Yaw, 2006 – Incluido en «Elegías Dopler, Kriller71 Ediciones)

 

Relaciones interiores – No puedo dejar de sentir una atracción gravitatoria entre este texto y el capítulo «La Nieve», de Territorio Pop-pins /Proyecto:

 

https://proyectopoppins.es/2012/07/22/la-nieve

Foto: elperiodico.com XAVIER MISERACHS

(Siempre que nieva es 1962 y nieva dentro de un balde de cinc. Nunca he visto nevar sobre el mar)

 

Para mí, texto ajeno y propio se reúnen en un campo común de significados, y no sólo explico inevitablemente el poema de Lerner a partir del balde de cinc, sino que tras leer el poema de Lerner el sentido de La Nieve para mí se enriqueció respecto al momento de mi escritura.

Cuando menos lo esperas, salta la liebre

Confieso que no lo esperaba. Desaparecida la editorial Eclipsados, que había alentado desde un principio la realización de Proyecto Pop-pins y asumido por aquel entonces (hace ya tanto) la publicación final del texto en libro, creí que esta última fase editorial del proyecto ya no tendría efecto. Y fui subiendo textos y capítulos a la web, repensando últimamente todo el proceso un poco, parándome y parandolo para intentar reformular su cierre dentro del contexto y soporte web. Mientras  iba pensando en otras cosas y otros proyectos también, y, ciertamente había abandonado bastante las anotaciones del making-on de Proyecto Pop-pins.

Pero, la vida de da sorpresas, sorpresas te da la vida. Y cuando menos te lo esperas, salta la libre. Y.

Hace apenas tres o cuatro meses recibí un correo: que si estaba interesada en publicar el texto novelado de Proyecto Pop-pins. Una editorial nueva. Quedamos. Hablamos. Una editorial nueva, que, la verdad, me transmite una gran confianza, una enorme seriedad. Iniciamos un trabajo en el que no nos hemos saltado ni uno solo de los pasos precisos. Ahí estamos. Dios los cría y ellos se juntan, por el tiempo que sea al menos. Víctor tiene migrañas, como yo.  A Beatriz le gusta el teatro, como a mí, y le gusta  mucho el teatro de Lorca, como a mi, y  más El Público, de Lorca, como a mí. Beatriz y Víctor salen al ruedo editorial con cuatro novelas. Territorio Pop-pins, una de ellas. Limbo Errante es la editorial.  Casi no falta nada. Y entonces Proyecto Pop-pins tendrá todo su sentido. Y eso lo he sabido no hace mucho, hace unas semanas, cuando concluí el texto.

Intervención radio-performativa sobre el texto

El miércoles por la tarde colaboré en un taller dentro del curso sobre radioteatro y ficción sonora que imparte Chusé Fernández Cotenax en el Centro de Tecnologías Avanzadas (INAEM) , aportando mi breve y primeriza experiencia (aunque intensa) con el radioteatro,  a partir de Proyecto Pop-pis.

Hicimos dos o tres cosas que me parecen interesantes.

Una, señalar y destacar la pronta y estrecha relación entre escritores y radio. Esta se produce desde la aparición de la radio, y lo hace además en formatos de vanguardia y muy experimentales. Destacamos en este sentido las creaciones de Bertold Bretch (Madre Coraje fue, antes que obra de teatro, una pieza para radio) y, sobre todo, los juegos tecnometafóricos de Ramón Gómez de la Serna, las Greguerías ondulada (http://bit.ly/1FxXjrv)

Otra cosa fue escuchar parcialmente un par de versiones en radioteatro (o radionovela, -los géneros literarios en radio tienden a converger precisamente en función de las condiciones del medio-) de sendas obras clásicas en la literatura (Crimen y Castigo, y Pedro Páramo), mientras leíamos los originales, para apreciar todo el trabajo de conversión a un guión apto para ser representando por medio de  voces y sonidos.

La tercera cosa que quería señalar fue especialmente emocionante para mí. Propuse adaptar un texto de los que integran (de momento) Proyecto Pop-pins. Uno de los más cortos: 2 de julio de 1970. La pieza tiene ingredientes narrativos bastante  emotivos, una localización histórica muy concreta con elementos descriptivos potentes, -creo-, y un cierto juego de planos temporales. Todo ello me hacía pensar que era un texto muy predispuesto para el ejercicio. No pudimos leer todas las  que escribieron las personas participantes en el curso, pero  las tres que dio tiempo a exponer fueron suficientes para ver en vivo y en directo cómo puede mutar un texto, cómo puede adoptar no sólo una distinta naturaleza en cuanto a formato (en función del canal y el soporte, y de las herramientas con que trabajemos), sino también cómo esas herramientas inducen la generación de fórmulas diferentes en el discurso narrativo-dramático según sea la instrumentación que se haga de ellas. Parecen cuestiones muy básicas. Pero no debe perderse de vista que las mutaciones venían derivadas de un cambio de medio, de entorno, de condiciones.

En este texto, Helia Álvarez recuerda y narra una experiencia muy dura, sucedida cuando era una niña, durante una concentración multitudinaria con motivo de una visita (real) de Franco a la ciudad de Zaragoza, y lo hace en un  discurso de tono y estructura eminentemente mentales, interiorizados. Para no condicionar drásticamente el trabajo, les dije que podrían prescindir de dos cuestiones: del carácter hipnopómpico de Helia en la novela y del estado de muerte de Albertina.

Ninguna de las tres versiones que dio tiempo a poner en común se parecían.

Una, proponía arrancar a partir de  todos los elementos sonoros del ambiente exterior en diferentes planos, para pasar a continuación, en un fuerte contraste, al aislamiento de un monólogo interior, en el que los dos personajes eran realmente desdoblamiento de la voz de Helia.

La segunda, era más cinematográfica y narrativa. Iba a contando paso a paso los acontecimientos. Externalizaba el tono mental, lo objetivaba en una lógica discursiva: las dos mujeres toman un tranvía, llegan al destino, recorren un trecho, y llegadas al punto espacial clave de los acontecimientos, se produce un reforzamiento climático con música o un efecto impactante, que desencadena el suceso central de la historia; entonces el entorno se desvanece.

La tercera, utilizaba un elemento externo como resorte psicológico y mental que lleva a Helia a recordar: ella está atareada en la cocina de su casa y escucha un reportaje histórico. Suena el teléfono y es Albertina. Hablan. De repente, en el reportaje aparece aquella visita de Franco. Helia se derrumba y cuando vuelve en sí, le va contando a Albertina lo que nunca había contado a nadie.

Si tenéis curiosidad en el texto del que parten todas estas intervenciones metamorfoseadoras, está en este enlace. Ya no es tampoco exactamente el texto actual sobre el que trabajo; he corregido algunas cosas, pero básicamente es el que es: http://proyectopoppins.es/2012/07/22/2-de-julio-de-1970

Sentí una gran satisfacción.  Podríamos haber hecho mucho más, con una cierta mayor pericia por mi parte a la hora de hacer propuestas de trabajo. Seguro. Pero personalmente sentí la alegría de ver en vivo y en directo como un texto propio era asumido por otros, era diseccionado, troceado y reconstruido. Se había multiplicado. Siento agradecimiento por ello, lo digo totalmente en serio.

Chuse dijo que quizás el radioteatro 3.0 podría ser algo así, no tanto un serial diacrónico, sino la mutación en diversas historias de una inicial, y se le ocurrió que igual era posible hacerlo. Y yo pienso que ojalá lo hagamos.

Transmediando

El día 11 de junio, participé en la Masterclass impartida por Chusé Fernández Cotenax, gran sabio de la radio, coordinador de Tea Fm (la radio que produce el radioteatro que incluye Proyecto Pop-pins), y en la que también estuvo Santi Ric. Santi Ric, hombre igualmente sabio y gran conocedor de la radio libre y las radios comunicatorias, ha construido un dial-web para escuchar radios (http://dialric.alquitara.com/) que recopila un montón de radios de todo el orbe. Como en casi todo, también en radio sucede que los gigantes mediáticos no dejan ver la riqueza del sotobosque…  La radio forma parte de la circulación arterial de muchas comunidades  y poblaciones (como siempre ha sido desde su nacimiento).

En la Masterclass yo, además de algunas otras cuestiones, hablé sobre todo de Pop-pins, y de cómo el radioteatro me ayudó a encontrar el tono del lenguaje para escribir. La podéis ver aquí:

http://new.livestream.com/cpaformacion/produccionradiofonica 

Muchas gracias a la gente de Fundación CPA Salduie, magníficos profesionales.

El poder de los hechos reales

Takashi Hiraide: «Respeto mucho el poder que entrañan los hechos reales» (ABC Cultural, 7 de junio 2014).

Yo creo en ese poder. Pero no estoy segura de que provenga de la realidad de los hechos. No he leído a Hiraide. Tendré que empezar -no he encontrado en la base de datos del isbn ninguno de sus otros libros-  por la novela que ha publicado Alfaguara recientemente, El gato que venía del cielo. Con tal título ya veo que Hiraide sabe también que la realidad de los gatos y de la gente se origina en extraños lugares, llamados cielo, infierno, esperanza o tortura …

No sé, creo que de esta óptica proviene en buena parte el esqueleto de Pop-pins.

Otro libro de  (de poemas)  de Hiraide veo que se llama Para el espíritu luchador de las nueces… me parece muy sugerente, y me recuerda los poemas sobre nueces de Fernando Aínsa, contenidos en su libro Aprendizajes tardíos …  en el que también aparece una realidad poderosa, circunvoluciones.

 

Realmente no era consciente del número de capítulos de Pop-pins que ya he escrito. Bien. Ayer reorganicé la ubicación de algunos en el índice, aunque básicamente voy respetando la cronología de escritura de Helia Alvarez (un hecho literario real). Corrijo también. Me gusta corregir.

 

Si la tecnología no es cobarde, tampoco habría de serlo la literatura

q. Pensé que, una vez lanzada a exposición pública la escritura de Pop-pins, si algo salía mal, o salía regular, o simplemente no salía, yo lo pasaría fatal y me sentiría digamos en situación de «fracaso». Pero no es así.

m. No estoy pensando que Pop-pins haya fracasado. Pero sí  vuelvo a ver el proyecto en territorio indeterminado.

b. Aunque, pasado un tiempo desde que escribí la nota sobre la inadecuación de los formatos intermedios, y en concreto del desajuste entre el formato intermedio y Pop-pins (http://proyectopoppins.es/2014/04/01/no-formatos-intermedios), me ratifico en ello y por lo tanto debo llevar a cabo las rectificaciones necesarias

z. No las he abordado todavía porque he utilizado la trastienda mental en el periodo en el que hemos estado ultimando la publicación de Ciudades inteligentes para recapacitar sobre Pop-pins, y ver si realmente quería o no quería interrumpir la publicación inmediata de capítulos

a. Sí que quiero. Sí que debo. Pero, como ya dije, seguiré publicando las notas sobre el proceso y el proyecto. Seguimos estando ante una redacción en marcha.

j. No voy a retirar lo publicado. Aunque sé que hay muchas imperfecciones en lo escrito. Eso y su exposición pública, la exposición pública de lo imperfecto y lo inacabado, tampoco me asusta. Lo haría quizás si pensara que no puedo corregirlo. Pero pienso que sí puedo. A menudo el arte (ya de por sí artificio) nos engaña demasiado. El arte burgués (incluso el pop-art burgués) muestra productos completamente acabados, perfectos digamos, en imitación a la propia aspiración pequeño-burguesa y capitalista de mundo siempre mensurable. Esto no es un valor ni aristocrático ni proletario. Mucho menos anarquista. Es un valor determinantemente burgués, que sólo se ha mantenido limpio en muy breves periodos de tiempo. Tampoco puede ser un valor antrotecnológico. Eso es imposible.

x. Pienso en literatura, en la caducidad prematura de los formatos intermedios,  en la fugacidad de la expresión perfecta, y también en que un ordenador ha superado ya el test de Turing (http://es.gizmodo.com/un-ordenador-supera-por-primera-vez-el-test-de-turing-1587840827)

ñ. Luego tenemos que volver a los tiempos de la valentía.

T. engo que terminar Pop-pins

 

 

 

Acerca de la metamorfosis

Annex - Hepburn, Audrey (Roman Holiday)_05

Metamorfosis. Un concepto que atraviesa Pop-pins de principio a fin, y sobre el que versa el capítulo en el que ahora estoy metida. Este capitulo se abre con la imagen de Audrey Herpburn atravesando Roma sobre su vespa. Criatura híbrida, leve centauro femenino. La máquina que construye el perfil del mito.

Si en Franz Kafka se fundamenta en gran medida la narrativa contemporánea (no sé tanto si la coetánea) es por su concepto y desarrollo del individuo metamórfico. Creo que el siglo XX participa de una idea dolorosa de la metamorfosis, porque en su contexto forma parte de una pérdida de referencias absolutas (las que inventaron el Romanticismo y las revoluciones burguesas, confiados al imperio de la Razón – no de lo razonable), cuya desaparición necesita, como toda decepción, un tiempo de asimilación. En ese ámbito de principios absolutos, cualquier cambio conllevaba una merma de identidad. Sin embargo, todo, incluso la propia investigación científica nos inclina hoy a pensar que son, precisamente, las metamorfosis las únicas garantes de la supervivencia, y que solamente es posible mantener la transformación precisa a través de la imaginación y la hibridación (retorna la valoración del inconsciente, de la intuición, de la inteligencia emocional).

Frente a la necesidad imperante de lo aparente, de la presencia, la metamorfosis supone un predominio del discurso en casi silencio, visible sólo en muestras-iceberg fragmentarias y momentáneas, puesto que la formulación que sostiene la metamorfosis es igual que ella misma transformable, en función de todas la variables posibles en un momento y tiempo dados, y respecto a un fin determinado (ese fin puntual y posiblemente poco perdurable que tiene la misma capacidad cuánticamente transformadora que el ojo observador).

Creo que ya hemos aprendido a vivir en la desubicación (un concepto que llena de oscuridad existencial e incertidumbre, de angustia,  la literatura de Kafka). Estar desubicados ya no es no estar. Somos seres fluyentes (en la red digital, por ejemplo, donde aún terminaremos por fluir mucho más). Y somos seres ortopédicos, dependientes de las percepciones que nos procuran instrumentos todavía externos a nosotros. Instrumentos que amplían nuestros sentidos y nuestras capacidades. En nuestras manos, oídos, frentes crecen teléfonos, gafas cibernéticas, auriculares, pantallas, como crecían animales, hojas, mares desde los miembros transformados de los antropomorfos que habitan las composiciones grutescas de la antigüedad y del Renacimiento. Su transformación fue posible gracias al poder de la imaginación de la naturaleza. Pero ellos también pensaban que era otra cosa.

No formatos intermedios

Los soportes intermedios, como el compact disc, son los que primero desaparecen. Recuerdo esta frase enunciada  por José Antonio Cordón

https://www.facebook.com/joseantonio.cordongarcia?fref=ts,  escribo entera la url del muro en FB de José Antonio Cordón, porque algo le pasa a WordPress esta noche, y todo está como a medias aquí en las tripas de esta plataforma de edición en la que habito, cuando de Pop-pins se trata –

durante  una conversación mantenida entrecordamente y en la que también estaban, creo recordar, Javier Valbuena y Laura Borrás. Fue  durante una pausa de las sesiones del  pasado I Salón de Literatura Transmedia, celebrado en octubre en Etopía (Zgza).

Bien. Acaso esta formulación de Pop-pins, formulación como Proyecto Pop-pins, sea en efecto un formato intermedio, es decir, equivocado.

Hace ya unos cuantos días que tenía que haber colgado el siguiente capítulo de Pop-pins. Su título, os lo cuento, será «No mires a los ojos de la gente». Aunque tengo serias dudas que llegue a subirlo. Más bien, en este momento, mi convicción es que no lo subiré.

Reconozco que para quienes tengáis costumbre de pasar por la página pueden ser un poco mareantes las idas y venidas, los avances y los arrepentimientos que voy mostrando, en cuanto al proceso de escritura, formato, alcance… Pero así es en general el camino de la literatura por dentro. Os he invitado precisamente a que lo observéis desde la primera fila; a que intervengáis incluso.

La charla con los alumnos de la Escuela de Arte de Huesca ha supuesto un antes y un después para mí en Proyecto Pop-pins. Claramente porque me obligó a recapitular y a hacer balance. Y no estoy satisfecha. No tiene que ver con el tema de la rentabilidad, ese que precisamente planteaban los chicos de la Escuela; no tiene que ver con el esfuerzo. Tiene que ver con encontrar la forma adecuada al contenido. Creía, sinceramente, que era esta que venimos trabajando. Pero hace ya algún tiempo que me asaltó la duda del «formato intermedio». He continuado a pesar de esa duda. Pero tras la recapitulación para la charla en Huesca, ya no sé si quiero trabajar tal y como lo he estado haciendo. Quizás demasiadas complicaciones en cuanto a formato. No se si ayudan a profundizar y ampliar el discurso y la historia que viven en Pop-pins. Si no lo hacen, no tienen sentido. Tengo la impresión de que este Proyecto Pop-pins constituye un formato intermedio, es decir, abocado a no estar en ningún parámetro. No me importaría demasiado, si pensara que repercute en Pop-pins enriqueciéndola. Pero a menudo creo que sucede todo lo contrario. Que está perjudicando el crecimiento de la narración, y también de la transnarración.

Quizás lo mejor sería, en  adelante, sin dejar de aportar elementos transmediáticos respecto a la historia y su narración, simplificar un poco todo, para que resulte más ligero.

Tampoco tengo claro si es bueno que siga mostrando capítulos, puesto que me veo abocada a escribir muy despacio. Quizás mejor mostrar los elementos transmediáticos, que pueden dar idea sobre lo que voy trabajando, junto al making on, reservando el total de los textos para cuando todo esté terminado.

De momento os iré contando las reflexiones al respecto y mantendré vivo el making on, que en cualquier caso, sea cual sea la decisión adoptada, continuaría para dar cuenta del trabajo que voy haciendo.

Repléguemonos por el momento a los cuarteles de primavera y pensemos.

¿Demasiado esfuerzo?

Me escribe la profesora Carmen Nueno, responsable de la asignatura de Literatura en los dos cursos de segundo de bachillerato de la Escuela de Arte de Huesca, con los que el lunes pasado mantuve un encuentro en torno al Proyecto Pop-pins. Me escribe para comentarme, como quedamos, acerca de las impresiones que sus alumnos le han manifestado sobre nuestro encuentro.

Agradezco mucho esta reflexión posterior de los alumnos, y del conjunto de la misma tengo que destacar una cuestión, porque es absolutamente coherente con la época que vivimos, cuajada de pretensiones y objetivos cortoplacistas (lo que no resta en buena intención, pero seguramente sí en «calidad de vida»).

Opinan los alumnos de segundo de bachillerato de la Escuela de Arte de Huesca, y lo hacen desde su legítima posición en este mundo (por edad y por época) que Proyecto Pop-pins requiere un esfuerzo excesivo para los pocos lectores que va a tener.

Quiero, primero, agradecer su atinada percepción respecto al carácter del Proyecto Pop-pins, que efectivamente no está concebido como un artefacto de interés mayoritario. No porque no quisiera, personalmente, que así fuera. Ojalá. Pero soy consciente de que no lo es. Y también soy consciente de que ni quiero ni sé hacer, con los mimbres de que me he armado, otra cosa, convenza o no el resultado a muchos o a muy pocos lectores.

Quiero, después, hacer una mínima consideración acerca del esfuerzo necesario. Sé que parecerá acaso cateto y acaso pasado de moda decir que la importancia del esfuerzo realizado no debería tanto medirse por el resultado de su rentabilidad contable (sea en este caso lo contado lectores posibles), sino por el del grado de satisfacción y crecimiento personal que el esfuerzo creativo le aporta a uno mismo. Hay una absoluta diferencia entre ambos términos, como bien puede entenderse. Me preocupa mucho, sinceramente, que no estemos siendo capaces de transmitir a nuestros jóvenes la idea y la convicción de que será precisamente ese esfuerzo personal el que les hará válidos para sí mismos. Añadiré esa cosa tan tópica y manida de que el esfuerzo es el que te acaba dando la medida de ti mismo, y que un acto creativo puede derivar en muchas más cosas que la simple audiencia. Porque la opinión mayoritaria no siempre acierta. Y porque vivir y crear únicamente pensando en vender muy bien lo que vivimos y creamos, termina por expulsarnos de nosotros mismos (no hay sino que fijarse en lo que les sucede a muchos participantes y protagonistas de los «reallity» televisivos).

¿Qué os diría yo? Puede parecer lo contrario, pero vivimos en una sociedad que se ha vuelto muy inmadura, terriblemente infantil en cuanto a la necesidad de obtener una satisfacción inmediata (el sms, el «me gusta», la audiencia de tv, la selfy, el vídeo en youtube, el voto político, la especulación financiera, etc. , todo forma parte del mismo parámetro: triunfar, destacar, convencer, sobresalir, lo antes posible). 

Sin embargo, ser aupado a hombros de la gran mayoría requiere normalmente no arriesgar nada o casi nada. Y generalmente terminar bastante aburrido de repetir.

Me interesa más probarme a mí misma. Hay una cosa que se llama estar convencido de lo que uno hace. Y eso, os lo aseguro,  cura casi todo.

 

Notas para el encuentro con los alumnos de segundo de bachillerato de la Escuela de Arte de Huesca

(making on)

 

Mañana, lunes 17, la pasaré con los alumnos de segundo de bachillerato en la Escuela de Arte de Huesca, intercambiando con ellos comentarios e impresiones sobre Proyecto Pop-pins. Ya ha habido algún que otro encuentro con lectores (o no, en todo caso medianamente interesados en ver qué cosas se pueden hacer con la literatura e internet); pero este de mañana me produce especial interés, por tratarse del ámbito de una Escuela de Arte y porque los interlocutores serán jóvenes muy jóvenes.

He estado dándole algunas vueltas a qué decirles. Finalmente, sólo he apuntado algunas cosas que me gustaría que no se olvidaran, a modo de boyas, de señales de navegación. Por ejemplo,

– Pop-pins nace directamente de mi interés bipolar por la literatura y sus derivaciones creativas y por la historia y sus imposibilidades ontológicas (algo que ya está presente, de forma bastante ingenua -¡hay qué ver!- en la novelita Pan de Oro, que publiqué hace unos años. O sea, por aquí, hay líneas de continuidad.

– Pop-pins empezó a fraguarse hace bastante tiempo, a raíz de algunas lecturas sobre el anarquismo en España, y concretamente, en Aragón, durante el primer tercio del siglo XX, hasta la Guerra Civil. Después, ese tema nuclear en principio, se convirtió en un tema detonador, nada más. Detonador de la serie de hechos, comportamientos, silencios, etc, que atraviesan una saga familiar. O sea, por aquí, todo bastante tópico.

– Pop-pins encuentra en un momento determinado una vía de escritura en Internet, y lo hace recurriendo voluntariamente a herramientas «pobres», a recursos «simples» (texto, hipertexto, sonidos, imágenes, vídeos seleccionados entre material existente en la red, música). O sea, elementos totalmente conocidos para todos. La idea es que una historia puede ser contada en Internet con elementos muy sofisticados, casi extra-literarios en sentido estricto, aunque cabría mucho que decir al respecto (programación, video, etc), pero también con elementos más toscos, más alcanzables para el común de los usuarios. En este sentido, la literatura sale ganando en posibilidades expresivas y en cauces de comunicación.

– Qué sucede en Pop-pins: Helia, la actriz protagonista, viaja a Londres, desde donde ha sido reclamada por su ex-marido, que está a punto de morir, para que le acompañe y le ayude en este trance final. Quedan citados en un bar de la zona de Picadilly, el día 22 de junio de 2012, domingo, a las siete de la tarde, aproximadamente. Pero Helia no se siente preparada totalmente. Helia, además tiene una particularidad en su sistema nervioso, digamos: es hipnopómpica, y por ello vive indistintamente y de igual forma en diferentes planos espacio-temporales de la realidad, y también del sueño. Helia decide pasar todo el día 22 en Picadilly, armada de su ordenador portátil, poniendo en orden su/s vida/s, y así prepararse para la tarea difícil y tremenda que le pide Patrick. Todo un día para deambular. Todo un día en el que Helia está sentada ante las mesas de dos únicos bares de Picadilly, mientras su escritura, su memoria y su hipnompia la lleva a deambular por los lugares y los  tiempos de una vida y de las vidas que heredó (la gente de su familia).

-Pop-pins habla de realidades, de una manera totalmente fuera de la realidad, seguramente para desde la distancia, intentar comprender lo que parece complicado entender desde el mismo plano. En este sentido, y también por las características neurológicas de la protagonista, el recurso a la narración descoyuntada, desordenada, al montaje de tramos más cinematográfico que cartesiano, parece el más coherente. Pero esto tampoco es nuevo, ni siquiera de empleo reciente.

– Porque en el uso de las tecnologías de la información para construir artefactos literarios me interesa tanto los nuevos instrumentos, como las fórmulas de siempre que re-interpretamos una y otra vez.

 

 

 

23f81

> > making on:

Yo sé que no parecerá creíble, pero es verdad. El próximo capítulo de Pop-pins transcurre durante las horas del intento de Golpe de Estado el 23 de febrero de 1981. Trabajo con dos listas de capítulos, pertenecientes (al menos en mi cabeza) a dos categorías distintas de puntos de vista, una más literaria, otra más histórica. Esa lista fue confeccionada al principio del Proyecto Pop-pins y, aunque es cierto que ha sufrido variaciones, eliminaciones y defecciones,  y también incorporaciones, el capítulo que transcurre mientras se está produciendo la intentona militarista (y más), que lógicamente también se convierte en parte de Pop-pins, forma  parte de ella desde el principio. Era inevitable. Pop-pins al fin y al cabo es bastante clásica. Habla de las corrientes subterráneas de la familia de Helia, su protagonista-relatora, para quien el 23f, como para muchos jóvenes de la época, constituyó un gozne vital (aunque hoy sepamos que también entonces, al parecer, nos manipularon;  de la mentira generacional que de ello deviene también se alimenta bastante Pop-pins).

Bien, lo que parecerá mentira y no lo es, es que este capítulo próximo (que se llamará «Perdidas»), está siendo escrito -aún lo estoy haciendo- en estos días, vísperas de 23f precisamente, por casualidad. Cuando decidí hace unas semanas el orden de trabajo para los próximos meses, ni siquiera fui consciente de que se acercaba un nuevo 23 de febrero anual. Buscaba más bien una situación dentro de la década de los ochenta. Y tenía pendiente narrar la muerte de Basilio, uno de los personajes-contexto que menos aparecen en Pop-pins activamente, aunque su intervención sea tan decisiva en las vidas de cuantos pululan  (en forma de personaje o de fantasma de personaje) por Pop-pins. Prometo (no juro jamás) que es así. Que la coincidencia es, en mi estado consciente, casualidad. Aunque debe ser cierto que en nuestros actos tiene mucho más que ver nuestra memoria caché, esa que en segundo plano lleva a nuestra mente a ser más nosotros mismos de lo que creemos (o nos gustaría).

En fin, oportuno o no, espero que en dos o tres días este nuevo capítulo esté con vosotros, si es que consigo zafarme de la marea de material que de nuevo he empezado a recopilar en torno al tema del 23f, el cual no cesa, aun a estas alturas, de regurgitar información vieja y nueva por allí por donde quiera que una busca, y que a ratos me provoca una lectura casi hipnótica. Cuántas más versiones aparecen sobre el 23f, más posible parece cualquiera de ellas. En eso creo que estoy de acuerdo con Cercas.

12.02 (making on)

Una día

Una hora

El precio de un libro, de un kilo de carne de buey, de un ramo de flores, de una entrada bonificada de teatro

No sé

En el universo Pop-pins 12.02 es una fecha. Decisiva. Se suicida Albertina, Cortázar muere. El buen monstruo crece y nos alimenta. Albertina Cortázar Poppins

En el universo Pop-pins la creencia dominante es la Metamorfosis (metamorfisis); los seres anfibios no son extraños en el universo Pop-pins. No son extraños en Pop-pins los seres polibiofilos, mutantes (pop-pins es en este universo sinónimo y metáfora de cambio, metamorfosis, personalidad liquida, fusión de estados en el ser y en el estar). En algunos de estos seres la cabeza y la columna vertebral se han construido con materia ficcional, que se ha ido ensartando en las extremidades de carne y hueso, las cuales son las que les permiten cierta habitabilidad en la bioesfera terrestre. No obstante, tales extremidades pueden ser recogidas, plegadas sobre si mismas fetalmente. Entonces, el individuo metamórfico atraviesa membranas inexistentes y crece en la ficción durante un tiempo. A veces esta maduración puede extenderse muuuucho tiempo, treinta años por ejemplo.

A los seres metamórficos raramente los ve nadie, aunque los vean, no ser que hayan sido domesticados en un circo. Sin embargo son, como la materia oscura, los más reproducidos a lo largo y ancho de cualquier Universo.

Proyecto Pop-pins, lo he contado otras veces, se siente deudor constante de los riesgos asumidos por Cortázar y otros no semejantes (nadie hay semejante a Cortázar, nos guste o no su literatura), aunque sí similarmente osados. Y cuando reflexiono sobre la forma en que se fue gestando la historia familiar que cuenta Pop-pins, también sus diferentes estadios de proyecto en ciernes y proyecto real, o sus dificultades para materializarse (?), los treinta años transcurridos desde la muerte del argentino y el suicido de Albertina entran de lleno en dicha reflexión, más bien forman parte del proceso. Y entonces una no sabe muy bien cuándo empezó todo. Cuándo empezó Pop-pins.

Mañana, nuevo capítulo

>> making on:

Este trabajo sucede realmente «sobre la marcha». Así que, mientras escucho a lo lejos el discurrir de la Gala de los Premios Goya, estoy acabando el capítulo que mañana por la noche subirá a la web – si consigo terminar en tiempo previsto, y no pasa nada incontrolado. Su título provisional (la noche es larga aún) es «Envasados al vacío». Este capítulo se parece un poco a un Matrix pasado por Bergman. De hecho me he acordado mucho de la partida de ajedrez que juegan Antonius Block y La Muerte.

Efemérides

>> making on:

El mes de enero ha sido tan malo y accidentado con temas de salud (menores, por fortuna, aunque descorazonadores) que no me ha dado mucho tiempo de adelantar con los diversos trabajos. Si Pop-pins arrastra una interrupción en las entregas de capítulos, ahora no tengo más remedio que retrasarme un poco respecto a la fecha anunciada como límite para una nueva. Creo que sólo será unos días. Espero.

Por otro lado, estoy inquieta, porque a menudo las cosas que parecen meras coincidencias encierran mensajes que no sabemos interpretar. Pop-pins no debería haberse retrasado tanto en su crecimiento y formulación, aunque ambos nunca vayan a ser sino una manera provisional de mostrarse. Quienes hayáis leído un poco cosas del Proyecto Pop-pins ya sabéis que nada hay definitivo en él, ni siquiera para el lector. El retraso ha propiciado que el Proyecto termine coincidiendo en el tiempo con dos efemérides que  tienen que ver con Pop-pins:

el 50 aniversario de la realización de Mary Poppins, película (ohhh, no hay banalidad ni cursilería en ello – ya habréis leído y visto que Hollywood aprovecha y lanza hoy mismo la peli «Al encuentro de Mr. Banks» sobre la tortuosa historia de adaptación del libro al cine – técnicamente me interesa más la versión cine, por mucho Disney que haya por el medio),

y el 30 aniversario de las muertes de Cortázar y Albertina (que os recuerdo murieron el mismo día) – Cortázar, a quien Proyecto Pop-pins reconoce como punto de partida.

Estas cosas obligan a Helia. Esta realidad obliga  a Helia desde su futuro. Porque, como ya habréis ido viendo, viajar entre los tiempos de la llamada realidad y la llamada ficción sí es del todo posible en la literatura.

El próximo capítulo tiene como tema algunos aspectos que derivan de la crisis económica, pues Helia ya tiene constancia por lo menos en su vida de dos o tres momentos de crisis, pero ninguno tan metamórfico y cruel como éste. El siguiente capítulo veremos qué ocurre con el asunto de los aniversarios. Y aún quedan unos cuantos más.

Ahora tengo que irme. Mientras termino capítulos, usaré el making on para contaros por qué son importantes los aniversarios, y por qué Poppins interesa a Proyecto Po-pins. Por cierto, me congratulo de ciertas visiones «revisionadoras» en positivo de este personaje.

Seguimos. Seguro.

Making On. La ficción no es. Y es. La realidad

Recuerda Miguel Serrano en su «Autopsia» que no es posible escapar a la ficción. Y estoy de acuerdo. Yo, incluso, aseguraría que no es necesario escapar de la ficción. Si ficción es todo aquello que no es real, lo único que tenemos es ficción. La ficción no es lo contrario de realidad. La ficción y la realidad son dos percepciones en ondas diferentes de algo que constantemente cambia en torno nuestro, dos percepciones diferentes que en nosotros mismos se fusionan habitualmente. Nuestros pensamientos y nuestras emociones son hábiles al unísono con una y otra dimensión, necesitan ambas dimensiones.

De esto vive y en esta atmósfera respira Pop-pins, Proyecto Pop-pins.

Cuando yo era niña veía mucho la televisión.Televisión sobre ficción y televisión sobre no ficción. A menudo no había línea fronteriza. Tampoco la había casi nunca entre la televisión y mis emociones y sueños. Eran una fuente de alimentación continua, mutua  y alterna. En televisión conocí, antes que en los libros, muchas historias literarias, históricas, relativas a la naturaleza, etc. etc. Reconozco que sobre todo prefería las historias literarias y las series populares. Durante unas temporadas recuerdo que ponían justo sobre la hora de la cena (no sé decir ya si antes o después del Telediario) novelas teatralizadas y por entregas diarias (El conde de Montecristo, David Copperfield, Crimen y Castigo, Orgullo y Prejuicio …). El espacio se llamaba tal cual: «Novela». Como eran capítulos por entregas, mi necesidad de continuar la historia no podía esperar al día siguiente. Así que todas las noches, metida ya en la cama, aprovechando que siempre he tardado siglos en quedarme dormida, yo escribía mentalmente la continuación de la novela. Cada noche debía rectificar y reescribir en función del capítulo que acababa de ver. Aguardaba con muchas ganas la hora de la «Novela» y también el momento en que mi pequeña vida se transformaba al convertirse en la ficción que imaginaba después. La realidad por si misma no existe. Necesita de la ficción no sólo para explicarse, para ser, para seguir siendo.

Y sigue siendo el mismo simple mecanismo con el que funciona Pop-pins.

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