El miércoles por la tarde colaboré en un taller dentro del curso sobre radioteatro y ficción sonora que imparte Chusé Fernández Cotenax en el Centro de Tecnologías Avanzadas (INAEM) , aportando mi breve y primeriza experiencia (aunque intensa) con el radioteatro, a partir de Proyecto Pop-pis.
Hicimos dos o tres cosas que me parecen interesantes.
Una, señalar y destacar la pronta y estrecha relación entre escritores y radio. Esta se produce desde la aparición de la radio, y lo hace además en formatos de vanguardia y muy experimentales. Destacamos en este sentido las creaciones de Bertold Bretch (Madre Coraje fue, antes que obra de teatro, una pieza para radio) y, sobre todo, los juegos tecnometafóricos de Ramón Gómez de la Serna, las Greguerías ondulada (http://bit.ly/1FxXjrv)
Otra cosa fue escuchar parcialmente un par de versiones en radioteatro (o radionovela, -los géneros literarios en radio tienden a converger precisamente en función de las condiciones del medio-) de sendas obras clásicas en la literatura (Crimen y Castigo, y Pedro Páramo), mientras leíamos los originales, para apreciar todo el trabajo de conversión a un guión apto para ser representando por medio de voces y sonidos.
La tercera cosa que quería señalar fue especialmente emocionante para mí. Propuse adaptar un texto de los que integran (de momento) Proyecto Pop-pins. Uno de los más cortos: 2 de julio de 1970. La pieza tiene ingredientes narrativos bastante emotivos, una localización histórica muy concreta con elementos descriptivos potentes, -creo-, y un cierto juego de planos temporales. Todo ello me hacía pensar que era un texto muy predispuesto para el ejercicio. No pudimos leer todas las que escribieron las personas participantes en el curso, pero las tres que dio tiempo a exponer fueron suficientes para ver en vivo y en directo cómo puede mutar un texto, cómo puede adoptar no sólo una distinta naturaleza en cuanto a formato (en función del canal y el soporte, y de las herramientas con que trabajemos), sino también cómo esas herramientas inducen la generación de fórmulas diferentes en el discurso narrativo-dramático según sea la instrumentación que se haga de ellas. Parecen cuestiones muy básicas. Pero no debe perderse de vista que las mutaciones venían derivadas de un cambio de medio, de entorno, de condiciones.
En este texto, Helia Álvarez recuerda y narra una experiencia muy dura, sucedida cuando era una niña, durante una concentración multitudinaria con motivo de una visita (real) de Franco a la ciudad de Zaragoza, y lo hace en un discurso de tono y estructura eminentemente mentales, interiorizados. Para no condicionar drásticamente el trabajo, les dije que podrían prescindir de dos cuestiones: del carácter hipnopómpico de Helia en la novela y del estado de muerte de Albertina.
Ninguna de las tres versiones que dio tiempo a poner en común se parecían.
Una, proponía arrancar a partir de todos los elementos sonoros del ambiente exterior en diferentes planos, para pasar a continuación, en un fuerte contraste, al aislamiento de un monólogo interior, en el que los dos personajes eran realmente desdoblamiento de la voz de Helia.
La segunda, era más cinematográfica y narrativa. Iba a contando paso a paso los acontecimientos. Externalizaba el tono mental, lo objetivaba en una lógica discursiva: las dos mujeres toman un tranvía, llegan al destino, recorren un trecho, y llegadas al punto espacial clave de los acontecimientos, se produce un reforzamiento climático con música o un efecto impactante, que desencadena el suceso central de la historia; entonces el entorno se desvanece.
La tercera, utilizaba un elemento externo como resorte psicológico y mental que lleva a Helia a recordar: ella está atareada en la cocina de su casa y escucha un reportaje histórico. Suena el teléfono y es Albertina. Hablan. De repente, en el reportaje aparece aquella visita de Franco. Helia se derrumba y cuando vuelve en sí, le va contando a Albertina lo que nunca había contado a nadie.
Si tenéis curiosidad en el texto del que parten todas estas intervenciones metamorfoseadoras, está en este enlace. Ya no es tampoco exactamente el texto actual sobre el que trabajo; he corregido algunas cosas, pero básicamente es el que es: http://proyectopoppins.es/2012/07/22/2-de-julio-de-1970
Sentí una gran satisfacción. Podríamos haber hecho mucho más, con una cierta mayor pericia por mi parte a la hora de hacer propuestas de trabajo. Seguro. Pero personalmente sentí la alegría de ver en vivo y en directo como un texto propio era asumido por otros, era diseccionado, troceado y reconstruido. Se había multiplicado. Siento agradecimiento por ello, lo digo totalmente en serio.
Chuse dijo que quizás el radioteatro 3.0 podría ser algo así, no tanto un serial diacrónico, sino la mutación en diversas historias de una inicial, y se le ocurrió que igual era posible hacerlo. Y yo pienso que ojalá lo hagamos.
Deja una respuesta