Es difícil mantener el ritmo de escritura ajeno a la actualidad. Por eso el último capítulo, Punto de fuga, se revuelve contra el bombardeo de aberraciones a las que vivimos sometidos: impuestos descarados, deshaucios, enriquecimientos atronadores, etc, etc. Pero no voy a insistir ahora más sobre ello. Bien sabéis.

Al escribirlo no han entrado en él algunas referencias que había preparado. Acabarán saliendo por otro lado. Por ejemplo, la alusión a la matanza en Tlatelolco en 1968. Tampoco he utilizado una vuelta de pensamiento que tenía acerca del bosón de Higgs y el campo de Higgs, que es un tema que me parece muy rico literariamente y además absolutamente preciso para conocer el universo en el que estamos (y cuando digo universo, digo mundo, digo ahora, etc, etc). Me resulta fascinante esto de que el bosón de Higgs es el que dota de masa a la materia, y que el campo de Higgs es un continuo vibratorio. Además el bosón de Higgs tiene una duración tan brevísima…, que es invisible.

Todo acabará aflorando.