Mientras avanzaba ayer por la noche en el capítulo La Barraca, iban surgiendo canciones del momento en el que se contextualiza ese capítulo. Coloqué en el grupo Pop-pins de Facebook (http://www.facebook.com/group.php?gid=138767019467161) y en la Banda Sonora de este making on (î: ver arriba en la cabecera) la supersupersuperfamosa canción de Nacha Pop. No por extremadamente conocida y reproducida pierde su valor. Uno de los casos en el que el uso no desgasta, sino todo lo contrario. No ocurre con muchos más productos que con los culturales. Elementos de aquellos años 80 como esta canción nunca se han difuminado de nuestro horizonte, y han pasado más de treinta años.
El capítulo de La Barraca en Pop-pins trata de contar que precisamente ésto no había ocurrido en absoluto con la efervescencia cultural que tuvo lugar en España entre los años 20 y 30 del siglo XX. La dictadura se encargó de borrarla de toda referencia viva. La labor de resucitación y de liason (el término galo es muy plástico) o religación que hubo que llevar a cabo agotó (creo) una buena parte de las energías que deberían haberse dedicado a los más inmediatos presentes de alrededor. Seguimos yendo a remolque en muchas cosas. Y aun así, y con todas las meteduras de pata y los desniveles del suelo que pisábamos, remontamos. Aunque al final la gran mayoría de la gente que tuvo por entonces entre 15 y 20 años habitó luego y habita un terreno de nadie. Pagó un precio. Y no por inevitable (en apariencia), resulta justo. La historia no suele ser amable.
Es así.
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