Justo antes de Navidades la gente del taller de radio creativa de TEA FM dejo grabados los capítulos 7 y 8 de la Pop-pins radiofónica. Producción ha hecho el resto y esta noche, a la hora habitual de los martes (22,15) se emite el capítulo 7 (98.9 de la FM en Zaragoza y a través de internet para el resto del universo: http://www.teafm.net).

Creo que no hemos hablado todavía de la razón por la que nos hemos aventurado (la magnífica gente de TEA FM y yo misma) a incluir este radio-teatro en el conjunto del proyecto Pop-pins, como a veces -un poco en tono de humor- le llamamos a lo que sea que resulte finalmente todo ésto. Así que dejo para el próximo post algunas notas que quería contar referidas al episodio del «Quiero ser un bote de Colón» de la novela, y simplemente os cuento que en realidad yo creo que la Pop-pins radiofónica tiene mucho que ver con mi fascinación desde siempre primero por el teatro y luego además por la radio.

Creí, cuando pensé en proponerle el asunto a Chusé Fernández, que esos pequeños guiones me darían la posibilidad de manifestar el lado  más lúdico y enloquecido de Pop-pins, si queréis incluso más ingenuo, más espontáneo. Y así está siendo. No se trata en las píldoras Pop-pins de repetir textos de la novela, ni de seguir la misma trama ni argumento. Aunque sí sucede de tal manera en algunas cosas: personajes, metáfora del viaje, ideas y presupuestos de trabajo.. Realmente las píldoras buscan , mediante situaciones fáciles y diálogos de proximidad  (casi de enredo de comedia), explicar un poco las preocupaciones y líos de cabeza que me han llevado a la escritura de Pop-pins y a plantear esa escritura tal y como se está verificando (sin argumento explícito, con un plan continuamente modificado, etc). Temas como los presupuestos científicos de la física cuántica (y su repercusión en nuestra concepción del mundo), la comunicación multimedia, la incertidumbre, la situación del autor frente al público, etc… se han ido mezclando con la idea genésica de la novela: quería pintar un cuadro (abstracto) de lo que me parece que le ha sucedido a mi generación en este país (España, digo):   una generación desarbolada, desaprovechada en general, abocada a ir transitando de transformación en transformación, siempre entre dos costas, sin capitanes.

De todas formas, pienso que ésto que acabo de contar, si bien es cierto, sólo se está cumpliendo a medias. Y no me importa. Pienso, si me detengo un poco mejor en recorrer lo que ha ido sucediendo en los guiones de la Pop-pins radiofónica, que esos guiones han crecido en verdad, como tópicamente se suele decir, por su cuenta. Pero es así: les dejo ir un poco por donde ellos marcan. Escribo escuchando a los personajes: así sucede. Reproduzco lo que quieren decir. En la novela mando yo (creo); en la radio, mandan ellos (estoy segura).

La radio, el radio-teatro, me permite usar el lenguaje de una forma completamente distinta a la novela. Me permite introducir elementos no escritos en el discurso: eso me gusta mucho, porque refuerza mi tendencia plástica a la hora de escribir. No sólo se mezclan géneros (digamos): se mezclan también materiales. Es estupendo.