En el post de apertura ya intenté explicar mediante la yuxtaposición de definiciones alusivas la naturaleza de Pop-pins. Nada complicada por otra parte, ni debida a generación espontánea. Más bien reaprovechamiento y reiteración de formas, técnicas y fórmulas conocidas intentado, en todo caso y como mucho, un juego de primeriza prestidigitación medianamente entretenido. Estaríamos hablando, pues, de materiales y técnicas prestidigitadas **.
Entenderemos que Pop-pins va a estar constituida por unidades de contenido, a cada una de las cuales llamaremos tal cual: pop-pin. Un pop-pin adoptará forma de post, o de narración, o de teatro radiado según el medio. El medio determina inevitablemente que la unidad de contenido pop-pin se nutra de unos u otros elementos literarios y de pensamiento y que los mismos se trasladen al receptor (sea lector, oyente o explorador) con la apariencia de un género determinado (blog, novela, radio), aunque entre todos ellos se verifique una alimentación e interacción tanto en el momento de la creación como en el posterior de la recepción (o sea, que está claro que la novela Pop-pins se va a servir mucho de la experiencia de Pop-pins blog y del montaje de Pop-pins radio).
Un pop-pin podría ser en si mismo definido como una unidad de contenido (o pin), preferentemente literario, que se nutre de referencias de la cultura global (pop), y que pudiendo existir por si mismo, alcanza todo su sentido cuando interactúa con otros pop-pins a través de un protocolo de conexión no física, no rígida, no unidireccional (pop), aunque se necesite el establecimiento en cada una de dichas unidades de una clave de reconocimiento (pin o pin up) para producir la canalización de información (pop) desde la zona remota de almacenamiento. De esta forma habrá un tema básico o preferente (protos) que actuará como pegamento (kollea, en griego) y que será el que ordene el protocolo general; lo cual no quiere decir que cada receptor no pueda acceder al contenido desprendiéndolo de esa envoltura y eligiendo otra ***.
* Este post es un claro ejemplo de cómo términos aparentemente sin sentido generan campos de significado que pueden ir amplificándose. Es es un juego (las horas de hospital dan para mucho). También una forma de presentar las cosas que voy pensando acerca de la estructura de la novela.
** Ya sé que no está en el diccionario. Pero no parece ser cierto que lo que no está en el diccionario no exista. Simplemente no está en el diccionario.
*** PRÔTOKOLLON: primero se refirió a la envoltura pegada que contenía un rollo escrito; más tarde el término designó al contenido. La palabra consta del prefijo protos (primero) y de kolla (kollea: pegamento, cola)
junio 28, 2010 9: 21pm at 9:21 pm
Ay, dios, que me da: que a mí la cabeza no me va tan rápido. Yo estoy en un hospital, y únicamente me angustio. A ti te da pa pensar con fundamento, y no solo eso; tus horas, tus días están llenos de propuestas, ideas, creatividad… A ver, una baldosa pa meterme debajo!
julio 1, 2010 10: 05pm at 10:05 pm
Querida Marisancho, es una manera de escapar. Tengo tantísima costumbre de estar en hospitales, que -a pesar de la angustia- necesito hacer otras cosas, si es posible y las circunstancias lo permiten. A lo mejor exagero y no tengo razones para quejarme (muy seguramente), pero los hospitales me producen ya un sarpullido…